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Innovadores al escenario, por favor

Camila Sánchez Directora de Emprendemos +

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¿Sabía usted que para disfrutar de un kilo de carne se gastaron 40 mil litros de agua en su producción? Ese es el módico costo de la proteína animal y la conciencia nos queda donde mismo.

¿Qué pasaría si, en vez de eso, nos alimentáramos directamente sólo de plantas? Por ejemplo, algo con el mismo sabor de la leche, pero hecho a partir de plantas. The Not Company logró determinar, mediante inteligencia artificial, cuál es la combinación de elementos y en qué proporción debe ser aplicada para replicar fielmente un alimento de origen animal. Desde luego, si se logran fabricar productos alimenticios en base a plantas, se disminuye considerablemente el impacto ambiental en la producción. Eso es innovación revolucionaria.

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Este año, Barbarita Lara fue la primera chilena incluida en la lista mundial de innovadores menores de 35 años que elabora en Estados Unidos el prestigioso instituto MIT, la cual reconoce proyectos que pueden cambiar el mundo. Ella inventó un sistema de comunicaciones en emergencias que permite recibir en el teléfono celular información oficial de catástrofes sin necesidad de estar conectado a una red telefónica o internet.

Roberto Astete, ingeniero chileno, desarrolló una bolsa de material similar al plástico que se diluye al contacto con el agua. Al interactuar con el oxígeno del agua, el material libera hidrógeno y la cadena molecular se destruye, diluyéndose. Incluso se puede disolver una bolsa en un vaso de agua y luego ingerirla, así de inocua es para el medioambiente.

Lamentablemente, estos casos no los vemos a diario en los medios. Y eso que son verdaderos éxitos, si consideramos que la inversión que se realiza en investigación y desarrollo (I+D) en nuestro país es bastante escasa (0,39% del PIB), lo que nos deja entre los países peor rankeados en esta materia de la OCDE. Mucho hemos avanzado con iniciativas y entes como Startup-Chile, los capitales de Corfo y la Ley I+D que beneficia tributariamente a empresas que efectúen acciones en el área de innovación, pues todo eso fomenta el desarrollo del país. Sin embargo, poco se sabe de ellos si no son visibilizados.

Son los menos quienes están al tanto de tremendos proyectos que se hacen en Chile en materia de emprendimiento e innovación. Muchos de los entendidos son pertenecientes a ecosistemas empresariales con tintes más técnicos, por lo que queda excluida una gran porción de la sociedad que sí quiere informarse, conocer, innovar y, por qué no, mostrar en el extranjero que se puede invertir en innovación y emprendimiento en Chile. Deberíamos sentirnos orgullosos de nuestros logros y difundir e inspirar con ganas lo que hemos logrado, tanto entre nuestros compatriotas como en el resto del mundo. En nuestro país se innova y a lo grande, solamente falta apoyo y visibilización, porque tenemos muchas cosas interesantes que mostrar.

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