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Amazon Go y la reforma laboral

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Por: Jorge Hermann | Publicado: Jueves 3 de agosto de 2017 a las 04:00 hrs.
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La automatización del trabajo es una realidad incuestionable en que la innovación tecnológica ha ido desplazando a los trabajadores, dando lugar al “desempleo tecnológico”. La inteligencia artificial, el internet de las cosas, la Big Data y las plataformas online serán los causantes de que las máquinas sustituyan una parte relevante del trabajo rutinario y, a su vez, aumente la demanda de trabajadores altamente calificados.

Un excelente ejemplo es Amazon Go, el supermercado del futuro operado con sólo tres empleados, sin colas ni cajeros, que pronto será inaugurado en Seattle, Estados Unidos. La forma de comprar será fácil y rápida, donde el teléfono móvil se convertirá en un carro virtual a medida que las personas seleccionan los productos gracias a la tecnología de visión y aprendizaje computacional. Por lo que, la actual huelga del sindicato de trabajadores de Walmart será cosa del pasado en unos años más.

Este tsunami tecnológico automatiza no sólo las labores rutinarias como la impresora 3D para construir viviendas y el monitoreo de noticias de Litoralpress, sino que también mecaniza las labores cognitivas desde conducir un automóvil (Google-Waymo) o un barco (Birkeland) hasta la asesoría financiera (Ilumony).

Además, la automatización visibiliza las desventajas existentes que enfrentan algunos trabajadores, ya que aquellos con bajo nivel de educación son más propensos a ser desplazados en relación a los trabajadores con mayores niveles de educación. También, la proliferación de internet estimula el desarrollo de las plataformas tecnológicas (AirBnB, UBER y Alibaba) que aumentan las oportunidades de encontrar un trabajo independiente y flexible con el costo de una menor protección social.

Para enfrentar el cambio tecnológico es necesario que la legislación laboral sea actualizada para que los trabajadores pueden competir de mejor forma contra las bondades de la automatización. Por ejemplo, materias como salario mínimo, jornada laboral ordinaria, servicios mínimos en huelga, piso de negociación y titularidad sindical deben ser revisadas. A su vez, iniciativas que fomentan una mayor flexibilidad laboral como jornadas laborales discontinuas o mensuales, horario flexible, teletrabajo y bolsa de horas extraordinarias deberían ser parte de la reforma laboral del futuro.

Por lo tanto, los trabajadores deben entender que la competencia que se avecina es intensa y que la relación empleador-empleado tradicional irá en retirada y que, incluso, el desempleo tecnológico podría exacerbar la desigualdad de ingresos. Por último, debo reconocer que en cuatro columnas escritas y publicadas por este diario en el 2015, en plena discusión de la reforma laboral, fui crítico al señalar que la reforma afectaría la competitividad, productividad y desarrollo de nuestra economía. Pero, a esta altura del partido creo que la probabilidad de que ésto ocurra es cada vez menos remota, porque la automatización del trabajo está a la vuelta de la esquina.

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