Jorge Sahd

Coronavirus y respuesta multilateral

Jorge Sahd K. Director Centro de Estudios Internacionales UC

Por: Jorge Sahd | Publicado: Jueves 27 de febrero de 2020 a las 04:00 hrs.
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¿Qué tienen en común Apple, las exportaciones chilenas o la liga de fútbol de Italia? Todos han sido víctimas del coronavirus chino o Covid-19. La gigante electrónica ha anunciado pérdidas para el primer trimestre, debido a su alta dependencia a las cadenas de valor chinas; nuestras exportaciones ya han retrocedido un 17% la primera quincena de febrero; y los futboleros no pudimos ver la puesta a punto de Alexis Sánchez antes de las eliminatorias, por la suspensión de la liga italiana. El coronavirus ya no es un problema de China, sino un asunto global.

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Es tarde para debatir la rapidez con la que el gobierno chino enfrentó la situación o la transparencia en la entrega preliminar de información sobre la crisis. Hoy estamos frente a un problema global, tanto a nivel sanitario por su creciente propagación más allá de las fronteras chinas, como por el impacto de una economía que explicó un tercio del crecimiento mundial en 2019. El coronavirus ha costado la vida a más de dos mil personas y los contagiados superan 70 mil. En materia económica, el crecimiento de China para este año superaría levemente el 5%, anticipando otro año de débil desempeño para el comercio, bolsas mundiales a la baja y commodities como el cobre y el petróleo transándose a precios bajos.

En Chile, en tanto, mientras nos desgastamos en restablecer el orden público, aislar a los grupos violentistas y contener los ánimos refundacionales, silenciosamente el Covid-19 va asestando un nuevo golpe a nuestra debilitada economía. Como principal socio comercial, China nos recuerda nuestra alta dependencia de esa economía e introduce un elemento adicional a nuestro complejo y enredado escenario doméstico.

Entonces, ¿cómo se enfrenta el coronavirus? Como problema global, se requieren respuestas globales. La ecuación suena obvia, pero en el mundo actual no lo es. Con alianzas históricas debilitadas, un conflicto geopolítico de Estados Unidos y China latente, y el cuestionamiento al multilateralismo, cualquier acción colectiva se hace más difícil. Instituciones como la OTAN, la Organización Mundial de Comercio o las Naciones Unidas han perdido fuerza y relevancia los últimos años. Como lo advirtió en 2019 la consultora de riesgo político Eurasia, los líderes mundiales están tan ensimismados en sus asuntos políticos locales, que se ha generado una suerte de vacío de liderazgo para abordar problemáticas globales.

Pero esta dificultad es también una oportunidad para levantar al alicaído multilateralismo. No cualquier multilateralismo, sino uno efectivo (con mayúsculas). Uno que establezca protocolos claros para enfrentar adecuadamente el virus. Uno que fije reglas comunes para que países puedan relocalizar con mayor facilidad sus productos en terceros países, como viene buscando nuestra asociación de exportadores. Uno que facilite el diálogo entre las Aduanas para simplificar la tarea administrativa en un comercio golpeado.

En definitiva, un multilateralismo que haga más resilientes a los Estados frente a este tipo de crisis y flexibles frente ante cambios de escenarios. Sin acción colectiva, la respuesta al Coronavirus no será efectiva.

El desafío no es menor, porque vemos un mundo caminando en la dirección contraria. Más dividido, menos colectivo y con cada país enfocado en sus asuntos internos. Sin imaginarlo, el multilateralismo tiene una oportunidad de oro para resurgir a partir de esta crisis sanitaria.

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