José Manuel Silva

¿Cuándo se acabará el dinero de los otros?

José Manuel Silva Director de inversiones de LarrainVial Asset Management

Por: José Manuel Silva | Publicado: Miércoles 6 de julio de 2016 a las 04:00 hrs.
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“El problema del socialismo es que eventualmente se acaba el dinero de los otros”, señalaba Margaret Thatcher hace ya más de 40 años. Esta pregunta es pertinente en el Chile de hoy, en donde la ilusión igualitaria produce un inexorable empuje al crecimiento del gasto público.

Es pertinente también en un día en el que tres importantes medios locales publican preocupantes noticias sobre nuestro gasto público. En este medio se transcribe el alza de la deuda pública bruta de Chile en sólo 8 años, la que pasa de representar 5% del PGB el 2007 a 18,2% en marzo del 2016. En otro medio se señala en primera página que el fisco ha aportado más de

US$ 10.000 millones a las empresas estatales desde el 2009, siendo Codelco la más beneficiada; en esa misma página se consigna que “sectores de la nueva mayoría apuntan a otra reforma tributaria para financiar el 100% de la gratuidad en educación superior”. Finalmente, El Mercurio informa el insólito caso de una periodista, funcionaria de gendarmería, quien se jubiló con una pensión mensual de $5.214.799 luego de trabajar 30 años en gendarmería y en cuyo último cargo, jefa de readaptación y subdirectora técnica (¿?), recibía una remuneración líquida de

$ 5.951. 594. El mismo artículo señala que la pensión corresponde al DFL2 del estatuto del personal de Carabineros de Chile. Según él, una persona con 30 años de trabajo (tope máximo), recibiría el sueldo completo como pensión. El mismo artículo señala que en el sistema de AFP, para recibir una pensión similar, se requeriría un ahorro de más de $1.400 millones. Dudo que más del 1% de los cotizantes de las AFP puedan lograr algo así.

¿Cómo se fija la remuneración de la jefa de readaptación de Gendarmería? ¿Quién determina sus metas y bonos de gestión? Gracias a éstos elevó su último sueldo de $3.400.000 a los $5.900.000, cifra que fija su pensión definitiva. ¿Por qué las pensiones de Dipreca se basan en el último sueldo y no en un promedio de su carrera funcionaria? ¿Por qué los funcionarios civiles no están en el sistema de AFP?

Quienes creen que el gasto público en Chile no ha crecido se equivocan. En 1990 el gasto per cápita ascendía a $ 603.000. En el año 2015, éste ya se empinaba sobre los $ 2.000.000, en la misma moneda. En los últimos 10 años la pendiente de crecimiento se aceleró. Entre el año 2001 y el 2015 el gasto en educación creció un 8% real anual y el gasto en salud un 9%, muy por encima del crecimiento del PGB en el período. Así, en ese período el gasto total en educación subío un 189% (superando los

US$ 10 mil millones o más), el de salud un 230%, el de previsión social un 63% (y eso que aún no logran cambiar el sistema de pensiones), el de interior y seguridad pública un 531% (¿cuánto de eso para La Araucanía?), el de transportes un 1.278% (viva el Transantiago).

Es cierto que como porcentaje del PGB el gasto no ha crecido radicalmente desde el año 1990 cuando representaba un 20%. Hoy se acerca a 24%. Sin embargo, el 2007 este guarismo era un 17%. Nadie puede creer que el Estado de Chile no sea capaz de descubrir ineficiencias en las decenas de miles de millones de dólares que gasta al año.

Por otro lado, qué poco se enfatiza la necesidad del crecimiento económico para recaudar más impuestos. En términos reales, el gasto del gobierno en Chile se duplica entre 1990 y el año 2000, luego se duplica de nuevo entre el año 2001 y el 2010. Entre medio no hubo grandes alzas tributarias. La reforma tributaria del gobierno de Aylwin sí pretendía aumentar la recaudación en 2% del PGB, pero, por otro lado, durante este período (1990-2010) se redujeron drásticamente los aranceles de importación.

Por todo lo anterior, preocupa que Chile se embarque en la senda populista de Brasil y Argentina, países que han elevado su gasto fiscal a niveles que se acercan al 40% del PGB. Cerca de 9 puntos eso sí corresponden al sistema de pensiones, similar al antiguo de Chile, cuyo déficit sólo aumenta en el tiempo debido a que esos países están plagados de “jefas de readaptación de gendarmería”. ¿Qué sería de nuestras finanzas públicas sin el sistema de AFP? Ahora, si uno le resta el gasto previsional, estos dos países siguen gastando más que Chile y no logran mejoras en educación, salud o infraestructura. Chile, con su modelo de Estado más liviano, ya alcanzó a Argentina en el índice de desarrollo humano de Naciones.

El gran secreto del auge fiscal chileno de los últimos 25 años, que ha permitido aumentar el gasto fiscal per cápita casi 4 veces en términos reales, residió en un modelo que generó crecimiento económico y en impuestos sencillos y parejos que no distorsionaban las decisiones de los agentes económicos. Nunca antes en la historia de Chile el Estado ha tenido tantos recursos para gasto social.

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