José Manuel Silva

La Casen y la visita de Milton Friedman

En los suplementos de fin de semana de varios medios de comunicación...

Por: José Manuel Silva | Publicado: Miércoles 1 de agosto de 2012 a las 05:00 hrs.
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En los suplementos de fin de semana de varios medios de comunicación en el último período se han destacado dos noticias económico/sociales de relevancia para el país en una perspectiva ajena a la coyuntura. Por un lado la publicación de la encuesta Casen 2011 y, por otro, la conmemoración del natalicio número 100 del famoso economista norteamericano Milton Friedman y de su visita a Chile en 1975.



Más allá de los cambios entre una encuesta Casen y otra (la última fue de 2009), una de las cosas que llaman la atención de las cifras publicadas es cómo Chile ha ido paulatinamente venciendo el flagelo de la pobreza desde que se inició esta encuesta en 1985. Desde entonces millones de chilenos han salido de la pobreza y extrema pobreza. Probablemente Chile ha sido uno de los casos más exitosos en este aspecto en América Latina y probablemente nunca antes en la historia de Chile tantos habían salido de la pobreza en tan poco tiempo. Ésta ha sido una constate de los últimos 25 años independientemente de altibajos económicos que siempre ocurrirán dado que los ciclos son inherentes al desarrollo económico.

Esta reducción del número absoluto de pobres en nuestro país guarda una estrecha relación con el modelo económico que comenzó a forjarse en Chile a contar justamente de 1975 y que tuvo entre sus padres intelectuales a Milton Friedman. Un estudio de Corpresearch, en base a datos del FMI, muestra cómo Chile se desacopla de América Latina en cuanto a crecimiento del PGB per cápita a contar de 1980, cuando los primeros efectos de las reformas comienzan a germinar. En los años 50, 60 y 70, Chile tuvo un crecimiento relativo mediocre en comparación a la región. Este estudio señala que si Chile hubiese tenido el mismo crecimiento que América Latina entre 1980 y 2010, hoy nuestro PIB per cápita sería un 42 % inferior al efectivo. El estudio no calcula qué hubiese ocurrido en un Chile sin reformas liberalizadoras y logrando un crecimiento inferior al de América Latina (lo “normal” entre 1950 y 1970). Probablemente, hoy nuestro per cápita sería más de 50 % inferior al efectivo y los números de la Casen mostrarían otra realidad.

El gran triunfo de Chile, y sobretodo de esos millones que dejaron la pobreza, es que se haya mantenido en pie el modelo de desarrollo basado en la libertad de emprender y en la integración a la economía global, a pesar de recesiones, cambios políticos mayores y normales dubitaciones. Entre el viaje a Chile de Milton Friedman y hoy, el país ha multiplicado sus exportaciones en más de 11 veces en términos reales. Las importaciones lo han hecho 12 veces. Su tasa de inflación pasó de 10,5 % mensual (enero de 1976) a entre 2% y 3 % anual. Lo primero generó empleo para los pobres, lo segundo estabilizó sus salarios reales. En paralelo, el Estado de Chile focalizó su ayuda social y gracias al crecimiento hoy recauda como nunca antes en la historia y no tiene deuda. Si existe esperanza para aquellos chilenos que aún viven en la pobreza (no nos engañemos son aún muchos), ello se debe a que el Estado de Chile puede ayudarlos bajo cualquier coyuntura macroeconómica.

En 1976, si uno hacia un ranking de las 100 mayores empresas chilenas, las diez primeras eran aún del Estado. Hoy sólo la primera lo es (Codelco). En 1973, el cobre representaba el 82% de las exportaciones nacionales. El modelo de crecimiento anterior había concentrado nuestras exportaciones en casi un solo producto. Chile era muy vulnerable. Ello quedó demostrado en 1975 cuando el precio del cobre se derrumba fruto de la crisis del petróleo. Hoy, el cobre aún representa más del 50% de nuestras exportaciones, pero cabe señalar que estamos en una coyuntura de precio récord y que la producción anual desde 1973 se ha multiplicado más de siete veces gracias a estas mismas reformas que garantizaron derechos de propiedad en la minería.

El éxito del modelo de economía abierta en Chile en estos 37 años es evidente. Por eso asombran las permanentes voces que tratan de desprestigiarlo en diferentes sectores del espectro político. Unos por ceguera ideológica, otros por oportunismo electoral. No existe otro camino para lograr que la Casen de 2020 muestre aún menos pobres. Basta con volar a Caracas, La Habana o incluso Buenos Aires, para darse cuenta de ello. El camino de la prosperidad pasa por la libertad de emprender, por derechos de propiedad bien definidos, por regulaciones claras y concisas e impuestos que no nos hagan perder competitividad y productividad.

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