José Miguel Benavente

Políticas de innovación y política industrialL

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Por: José Miguel Benavente | Publicado: Viernes 23 de octubre de 2015 a las 04:00 hrs.
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Ya que está de moda separar entre el ámbito intelectual y aquel de la política, en el mundo académico se ha vuelto a revisar la idea de política industrial y su relevancia para las estrategias de desarrollo de los países. En la práctica, o política, siempre se ha hecho política industrial en el sentido de hacer esfuerzos marginales para ayudar a algunos sectores productivos por sobre otros, buscando que puedan ser los motores del crecimiento económico futuro. Se hace en Estados Unidos, y mucho, en Europa y obviamente también en Chile. Quizá la forma de hacerla hoy es diferente a los años sesenta. Antes era vía resquicios y prebendas arancelarias; hoy mediante subsidios sectoriales e inversiones que benefician principalmente a algunos sectores productivos.

Lo primero que es necesario notar es que política industrial no se refiere a aquellas acciones del Estado que buscan potenciar a la industria manufacturera. Si no, más bien se trata de intervenciones financiadas con los impuestos de todos para generar ya sea bienes públicos relevantes para un sector en particular (controles fitosanitarios, promoción del turismo en el exterior, investigación en nuevas variedades de vegetales) o intervenciones de mercado (exenciones tributarias para la construcción, subsidios a plantaciones forestales) orientadas a reducir los costos de despegue de un nuevo sector.

Lo segundo, es que dichas intervenciones deberían estar basadas en argumentos de fallas de mercado que justifiquen el uso de dichos recursos públicos principalmente para promover actividades o sectores que hoy, o no existen, o están en su etapa temprana de desarrollo. Y no necesariamente en sectores consolidados.

Lo tercero, es que parte de la política de innovación es una de las tantas necesarias para potenciar dichos sectores actuando en forma complementaria con otras tales como infraestructura, formación de capital humano, emprendimiento, muchas de ellas sector específicas. La tecnología y la innovación aparecen entonces como funcionales a la política industrial y no constituyen en sí mismas una política industrial por muy sector especifica que sea la innovación. Por ejemplo, el apoyo público orientado al desarrollo (privado) de vacunas para nuevas especies o la búsqueda de procesos y equipos para generar energía solar en forma más barata y eficiente.

Es por ello que gran parte de las políticas industriales modernas, las que en esencia están asociadas a nuevos sectores, y basadas en argumentos de fallas de mercado, se desarrollan en los ministerios de industria (o economía) mientras que las políticas de innovación, donde algunas de ellas pueden ser verticales (u orientadas a un sector en particular, existente o no) en los ministerios de innovación, ciencia y tecnología. Cabe señalar por último, que aquellos países que han decidido llevar adelante un esfuerzo por potenciar nuevos sectores se han concentrado en no más de cinco de ellos. Ello pues la cantidad de recursos, infraestructura, ciencia, tecnología, innovación, capital humano y sobre todo una institucionalidad que evite las capturas, inconsistencias en el tiempo y falta de responsables, son cuantiosos y requiere además de mucho tiempo para que maduren. Y donde solo algunas resultan exitosas.

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