Juan Emilio Cheyre

Asimetría entre logros y aprobación

Recientemente el país conoció el resultado de la encuesta Adimark...

Por: Juan Emilio Cheyre | Publicado: Lunes 14 de mayo de 2012 a las 05:00 hrs.
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Juan Emilio Cheyre

Recientemente el país conoció el resultado de la encuesta Adimark correspondiente a abril de 2012. Más allá de toda consideración vinculada a la política contingente al comparar los principales datos sobre objetivos y logros que exhibe el gobierno con la aprobación a la gestión del Presidente se refleja una profunda asimetría. Encontrar las razones que explican este fenómeno y enfrentarlo estimo resulta importante.



La persistencia de un hecho como el descrito afecta las confianzas, base fundamental en que se sustenta la convivencia social y la fuerza para asumir los proyectos que nos permitirán alcanzar el desarrollo. De allí que en estos temas importa que quienes están en el gobierno asuman que el liderazgo no sólo requiere la obtención de metas. Un gobierno que aspire a ser exitoso necesita posicionar en la ciudadanía y en quienes están en la oposición una percepción justa de lo que se ha obtenido para encontrar caminos de colaboración.

Sin duda, el gobierno del presidente Piñera ha dado cumplimiento a sus principales promesas como se refleja en indicadores importantes. El objetivo de 1 millón de nuevos empleos en el período 2012-2014 a enero del 2012, ya alcanza la cifra de 663.858, de los cuales 56% corresponde a mujeres y el desempleo se ha disminuido desde 9% de marzo de 2010 a 6,6% de enero de 2012.

Otro logro objetivo y contrastable fue la promesa de terminar con las listas de espera AUGE, la que se cumplió en noviembre de 2011 en todas las regiones. A su vez, se redujo a 0, los 380 mil pacientes con garantías vencidas al inicio del período de gobierno.

Una de las variables más importantes se refiere al crecimiento económico donde la promesa era alcanzar el 6% anual y las cifras indican que el Imacec promedio a 2012, alcanza 6,3% constituyéndose en la base del financiamiento de programas sociales y del desarrollo. Mientras que el consumo privado creció en 10,4% en circunstancias que en la última década lo había hecho en 6,4%. Otra cifra importante es la creación de 102.760 empresas entre 2010 y 2011.

Sin duda, éste y otros gobiernos no solamente tienen éxitos si no también falencias, pero todos los indicadores anteriores deberían llevarnos al menos a una visión optimista de la situación del país y sobre todo a una voluntad de generar consensos para seguir avanzando e incorporar una mirada compartida en la solución de problemas esenciales como la educación, la inequidad y la participación ciudadana.

Las cifras de Adimark constituyen una alerta sobre la mala valoración de los chilenos de aquellos que responden de la conducción del país. La desaprobación a la gestión del Presidente alcanzó 67% y, a la Coalición por el Cambio a 63% y a la Concertación a 67%. A la Cámara de Diputados de 71% y al Senado de 69%.

Cabe preguntarnos ¿en quiénes confiamos los chilenos? Si le creemos a Adimark, a casi nadie. Y ello, a mi entender, resulta muy peligros para nuestro proyecto de desarrollo. De allí que pareciera ser tarea de gobierno y oposición preocuparse que recuperemos la confianza en las instituciones y en quienes gobiernan.

De mantenerse este divorcio entre la mayoría ciudadana y los actores políticos puede llevar a que las grandes decisiones que hasta el momento han permitido avanzar, se vean entrampadas en callejones sin salida. El país requiere, como nunca, una fina sintonía entre el pueblo y sus representantes. Construirla es tarea donde gobierno y oposición debieran actuar de consuno, ya que la cuenta en la baja valoración que se hace de la política se le pasa a ambos.

Adicionalmente, se abre una peligrosa brecha para que audaces aprovechen el momento y capten la lejanía entre la ciudadanía y autoridades; la falta de confianza en las instituciones y la necesidad de canalizar la expresión de demandas profundas, para erigirse en representantes de esta “indignación” y con slogans fáciles y sin mucha propuesta de fondo ocupen el lugar de quienes no están cumpliendo con su función.

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