Juan Emilio Cheyre

La necesidad de fortalecer la regionalización

En el horizonte de las actividades a nivel nacional aparecen importantes debates...

Por: Juan Emilio Cheyre | Publicado: Lunes 1 de octubre de 2012 a las 05:00 hrs.
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Juan Emilio Cheyre

En el horizonte de las actividades a nivel nacional aparecen importantes debates en el corto y mediano plazo. El presupuesto de la Nación, las elecciones municipales, la cercanía del inicio de la carrera presidencial, así como la renovación de la Cámara de Diputados y del Senado, son instancias en las que los grandes temas país deberían entrar en las agendas.



Desde esa perspectiva, hay un tema que desde hace tiempo, lejos de aparecer como preocupación central, sigue escondido con efectos peligrosos. Me refiero a la necesidad de consensuar una estrategia de desarrollo y políticas públicas que fortalezcan la descentralización y la regionalización.

Chile sigue teniendo un alto nivel de centralismo. Adicionalmente, ha aumentado la frustración en sectores importantes, como hemos observado en manifestaciones inéditas en Coyhaique o Calama. Vastas áreas geográficas van despoblándose, mientras otras crecen a ritmos con efectos visiblemente negativos.

Estos y otros factores hacen necesario que ciudadanos y autoridades incorporemos, en la prioridad de las preocupaciones nacionales, la necesidad de enfrentar la descentralización, pues de no ser resuelta limitará nuestras opciones de crecer con mayor fuerza y producirá efectos que pueden incidir en un debilitamiento de la cohesión que requiere toda Nación.

En Arica y Parinacota la población es sólo el 1,25% de la nacional, mientras que en Aysén la densidad territorial es 0,96 habitantes/km2 y en las localidades rurales del norte y sur se sitúa entre 0 y 0,7 habitantes/ km2. Arica y Parinacota, así como Magallanes, no tuvo inversión extranjera autorizada para 2010, mientras en Tarapacá y Aysén no superó el 0,7% del total autorizado a nivel país. El territorio continental ha sido unido fundamentalmente en su eje central, pero se presentan importantes precariedades en los tramos costeros, andinos y territorios insulares.

A los factores medibles se suman aquellos que podemos denominar variables de percepción, situaciones no siempre cuantificables y que se producen por distintas razones y en diferente intensidad, generando en quienes viven en regiones una sensación de postergación. Entre estas variables pueden citarse: el acceso a salud y educación en similares condiciones que en el núcleo central; las mismas posibilidades de entretención que se disfrutan en los grandes centros poblados; la sensación de aislamiento; el costo de vida y el efecto de falta de medios de transporte o la dificultad de acceso a información y a las decisiones para resolver problemas.

Hasta la fecha los sucesivos gobiernos han aplicado políticas públicas orientadas a la solución de problemas puntuales, mediante incentivos acotados en plazos cortos o medianos, dirigidos a zonas extremas. Tales medidas han sido insuficientes y poco exitosas. Hoy se requiere romper el statu quo que ha llevado a Chile a una situación de centralismo preocupante.

Es deseable que en las grandes decisiones que se avecinan se transite hacia una efectiva descentralización. Se torna urgente potenciar la regionalización, empoderar a diferentes actores, generar políticas públicas que salgan del asistencialismo y tengan impacto en el desarrollo. Una acción decidida que solucione el tema de generación y transmisión eléctrica es vital para llevar adelante proyectos productivos fundamentalmente mineros que inciden en regiones como Arica, Tarapacá y Atacama. Resolver las inequidades de quienes por vivir en regiones se sienten postergados es prioritario, como también lo es solucionar la conectividad en un territorio desarticulado.

Chile debe seguir siendo unitario, con un gobierno central y una estructura de administración como la que lo rige. Sin embargo, para asegurar su desarrollo y cohesión debe enfrentar el tema pendiente de un proceso de regionalización y descentralización largamente postergado. Las grandes instancias de decisión que se avecinan son un espacio propicio para abordar ese desafío.

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