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Jugando a ponerse de acuerdo

Por: Ignacio Gepp, director de Tax Advisory de Puente Sur | Publicado: Jueves 6 de diciembre de 2018 a las 04:00 hrs.
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Ignacio Gepp, director de Tax Advisory de Puente Sur

Imaginemos por un fantástico segundo que entramos al Congreso con la intención de alcanzar un acuerdo entre Gobierno y Oposición respecto a la reforma tributaria.

• Gobierno: Hola Oposición, ¿todo bien?

Vengo a tomar la iniciativa para llegar a un acuerdo. Ahora, para lograrlo no hay que andar alucinando con la "defensa del legado".

• Oposición: Despacito ahí como diría Luis Fonsi. Lo mismo corre para la "integración".

• Gobierno: Tranquilo. En este gobierno millennial y con energía entendemos que la integración es sólo una herramienta y que dependiendo de la tuerca hay que cambiar la llave.

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¿Fijemos los dos puntos principales del deal? Un sistema simple, que favorezca la inversión y el empleo y, una norma anti-elusión que no se parezca a un cubo de Rubik.

• Oposición: Suena bonito, pero cualquier sistema tiene que ser capaz de recaudar lo necesario para asegurar salud y educación de calidad. Sin letra chica mi amigo.

• Gobierno: Obvio. Mira, tú quieres un sistema que asegure la recaudación y cierre ventanas de abuso. Yo quiero lo mismo y aparte un sistema que incentive la inversión y el empleo.

Para eso te propongo desintegrar el sistema tributario completamente. Administrarlo es mucho más fácil y aparte con eso nos evitamos las devoluciones de impuestos que los astutos obtienen metiendo hasta a la nona en sus sociedades de servicios profesionales.

El 2017 la tasa efectiva para los retiros fue de un 13% y, con un sistema desintegrado la subimos al menos a la tasa del impuesto de primera categoría. Más platita pa´ papá Fisco y menos abuso.

• Oposición: ¡Buena idea! pero, ¿cómo hacemos pa' que a las PYME no les pegue duro?

• Gobierno: Fácil. Les aseguramos un sistema distinto, quizás algo donde no paguen un peso de Impuesto a la Renta hasta que se lleven la plata pa' la casa, o por último lo que dice la Asech que es armarles un sistema progresivo en base a sus ingresos.

Ahora, como esta carreta no se empuja sola, necesito pedirte tres cosas: (i) para que sea pro-inversión y pro-empleo tenemos que bajar la tasa de impuesto a la empresa harto, por ejemplo a un 20%; (ii) tenemos que establecer un impuesto al dividendo competitivo, ¿te parece un 10%?; y, (iii) tenemos que modernizar la norma sobre deducción de gastos, no puede ser que se rechacen los gastos por financiamiento, las indemnizaciones o los gastos por responsabilidad social empresarial, es obvio que son gastos del negocios y que sin ellos no hay negocios. Así no hay empresa y empleo que aguante.

• Oposición: Te lo compro, dale.

Oye y con la norma anti-elusión, ¿qué propones? Yo no quiero algo tan rígido que los malulos puedan abusar el día siguiente de entrada en vigencia.

• Gobierno: Yo tampoco quiero que me vendan abastero por lomo.

La idea mía es que si alguien quiere hacer un negocio y justo hay dos carreteras donde una paga más impuesto que la otra, no lo mandemos al matadero por elegir la más barata.

Ahora, si alguien se trata de fabricar un beneficio tributario del aire, ahí si le caemos con el peso del viejito pascuero encima.

Al final, lo importante es que los vivos no traten de quebrar el propósito que a las normas se les dio en el Congreso. Y ojo, si no lo arreglamos nosotros lo va a terminar arreglando la Corte Suprema.

• Oposición: Mira, no me gusta al 100%, pero hagamos algo. Si la declaración de abuso la puede hacer el SII, aunque después se la revise un tribunal, te lo firmo.

• Gobierno: OK, pero que en esa declaración firme el director, el subdirector Normativo, el subdirector Jurídico y el subdirector de Fiscalización. Todos casados con la idea.

• Oposición: ¿No querí' que firme el Contralor de la República también? Ya bueno, échale pa' adelante.

• Gobierno: ¿Foto?

• Oposición: ¡Foto!

Un acuerdo supone que nadie obtiene el 100% de lo que quiere y ciertamente no se trata de jugar con política tributaria.

Con todo, al país le falta un poco más de humor y le sobra un exceso de ideologías (¡y vacas sagradas!). Ya estando fuera de las trincheras como dicen en el gobierno, respiremos un poco de espíritu navideño, pensemos en grande por un momento y juguemos a que sí podemos ser un país con políticas de Estado en materia tributaria.

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