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La oportunidad de la “economía plateada”

Florencia Attademo-Hirt Representante en Chile y Gerente Cono Sur Grupo BID

Por: Florencia Attademo-Hirt | Publicado: Martes 1 de marzo de 2022 a las 04:00 hrs.
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Florencia Attademo-Hirt

En Chile se estima que el 32,9% de la población será mayor de 65 años en 2025. Este cambio demográfico, que es una tendencia global, implica que millones de mujeres y hombres corren el riesgo de quedar excluidos de las actividades económicas y del sistema financiero tan solo por su edad, lo cual mermaría su calidad de vida y agudizaría las brechas sociales.

El aumento de la esperanza de vida ha ido de la mano con una mejora en las condiciones físicas. Hoy las personas mayores tienen más posibilidades de seguir trabajando y estudiando, si así lo desean, porque tienen más energía para disfrutar de la vida y contribuir a la sociedad con sus actividades laborales. De acuerdo con el estudio “Hábitos y necesidades de personas mayores en pandemia”, de Proyecto Nodo, el 72% de las personas mayores que trabaja lo hace por necesidad económica, pero el 69% seguiría trabajando aun sin necesitarlo.

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Ante esta nueva realidad, es necesario un cambio de paradigma y el fomento de la llamada “economía plateada”, que tiene un enfoque en las necesidades y demandas de las personas mayores. Los beneficios de la economía plateada no se circunscriben solo a las personas mayores. Además de apoyar su inclusión y bienestar sectores, abre oportunidades a de la sociedad, como emprendimientos y empresas que encuentran otros nuevos nichos para desarrollar productos y servicios destinados a este segmento, lo que contribuye a la productividad ya la recuperación del empleo.

Este proceso abarca todos los sectores económicos, incluyendo la salud y la nutrición, el ocio y el bienestar, las finanzas y el transporte, la vivienda, la educación y el trabajo. Hablamos de un amplio catálogo destinado al consumo de los adultos mayores que, en Europa, por ejemplo, podría alcanzar los 5,7 mil millones de euros en 2025 y que tiene ya un valor de US$ 8 mil millones en Estados Unidos.

En Chile, desarrollar este mercado y favorecer la inclusión es una necesidad inminente. A medida que envejezca la población, algunas de las demandas que irán en aumento incluyen desde las prestaciones de salud a la adaptación de viviendas o el acceso al mercado financiero. Hasta hace poco tiempo, por ejemplo, las tarjetas de crédito de las personas mayores se excluían automáticamente a partir de cierta edad, sin pasar por la evaluación del riesgo que se realiza con otros clientes.

Una iniciativa que va en la línea de la inclusión es la de una caja de compensación chilena, que obtuvo apoyo de BID Invest para brindar herramientas que permitan sumar financieramente a pensionados de bajos ingresos, especialmente a las mujeres, quienes son más afectadas por estas brechas.

Estas acciones buscan lograr la expansión de los créditos sociales y combatir el “edadismo”, o la discriminación por razón de edad, que despoja a las personas mayores de la posibilidad de aportar valor a la sociedad. Hay que atajar este sesgo que impide desarrollar respuestas adecuadas al envejecimiento de la población.

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