Columnistas

La Reforma Educacional y los CFT

Matko Koljatic

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Las dos tragedias que nos han azotado recientemente -el terremoto en el norte y el incendio de Valparaíso- han desnudado una cara de Chile que habitualmente permanece oculta. A través de la TV vimos en vivo y en directo los rostros sufrientes de aquel quinto de la ciudadanía que vive en condiciones de pobreza. En las próximas semanas se activarán programas de ayuda y reconstrucción que seguramente aliviarán en algo el problema de estos conciudadanos, pero que no serán la respuesta definitiva para sacarlos de la marginalidad.

Como es sabido, la solución definitiva para disminuir la pobreza y mejorar los estándares de vida de la gente, pasa por la educación. Las personas que viven en la pobreza solo pueden mejorar su situación educándose. Pero, como también es sabido, el nivel educacional es un “problema de stock”. Eso significa que el nivel educacional mejora a medida que las generaciones jóvenes que están mejor educadas reemplazan a las generaciones más viejas y menos educadas. Chile ha ido progresando de a poco en su nivel educacional, pero llegar a niveles promedio OCDE nos va a tomar al menos una generación más. La solución definitiva, entonces, es demasiado lenta. A propósito de ello, recordemos las palabras de SS Juan Pablo II en la Cepal: “’¡Los pobres no pueden esperar!”, lo que me lleva al debate sobre la educación que se está dando en el país, y en el que han tenido una figuración importante los rectores universitarios.

No se puede desconocer el aporte que están haciendo las universidades a hacer de Chile un país más inclusivo y desarrollado educando a la gente joven. Pero este debate ha olvidado a los jóvenes que no van a las universidades. Y, no es un olvido menor, ya que más de la mitad de la cohorte de jóvenes chilenos en edad de estudiar en una institución de educación superior, no estudia. Y, por supuesto, a ello hay que agregar la situación educacional de los adultos que ya pasaron la edad de estudiar formalmente. Estos dos grupos parecerían estar condenados a seguir en la pobreza. El olvido mencionado puede y debe ser subsanado y la fórmula existe: está en los Centros de Formación Técnica (CFT) y los programas de capacitación.

Si se quiere combatir la pobreza y la desigualdad, los CFT deberían ser la médula de la solución con sus programas de dos años de duración conducentes al título de Técnico de Nivel Superior. En general, los CFT ofrecen carreras cortas muy relacionadas a las empresas. Por lo mismo, sus titulados muestran altas tasas de empleo e ingresos promedio sustancialmente mejores a los de quienes solo terminan la enseñanza media. Ya hoy en día, los CFT son los que educan mayoritariamente a los jóvenes de menores ingresos (los quintiles 1 y 2). Pero, como es de esperar, dada la escasez de recursos económicos de sus alumnos, las tasas de retención -el porcentaje de alumnos que pasan de primero a segundo año- son del orden de 50%, es decir, muy bajas. Paradojalmente, muchos CFT tienen tanto éxito con los alumnos que sí retienen que a menudo otro de los problemas que enfrentan es que apenas sus alumnos desarrollan competencias laborales mínimas, abandonan sus estudios yéndose al mercado del trabajo; en breve, no se titulan.

Se debería fortalecer también los programas de capacitación, que hoy existen al alero del Estado, para los adultos desempleados, que generalmente están entre los más pobres de los pobres. Conozco una experiencia de capacitación en una ciudad de la VII Región, en que a madres solteras y abandonadas se les proveyó de cursos de 200 horas pedagógicas, además de la cobertura de salas cunas para sus hijos, para que pudieran estudiar y posteriormente trabajar. La capacitación fue tan exitosa que al final del ciclo el 90% había completado el programa y estaba trabajando.

De lo anterior pareciera que sí hay una “bala de plata” que debiera incluirse en la Reforma Educacional: el fortalecimiento del acceso a los CFT y a la capacitación, en general. Ahí es donde habría que comenzar con la gratuidad, ya que es donde puede generar resultados mejores e inmediatos.

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