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La sanación de las democracias comienza en casa

Martin Wolf © 2021 The Financial Times Ltd.

Por: Martin Wolf | Publicado: Jueves 24 de junio de 2021 a las 04:00 hrs.
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Martin Wolf

La alianza de las democracias ha regresado. Además, su principal objetivo es contrarrestar a China. Éstos fueron los más importantes temas del reciente viaje de Joe Biden a Europa. El deseo de revivir las alianzas estadounidenses después de la era de Trump tiene sentido. Pero el nuevo enfoque conlleva riesgos.

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El ascenso de China es la realidad estratégica más importante. Este año, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), China generará el 19% de la producción mundial medida en paridad de poder adquisitivo, frente al 7% en 2000. Sin embargo, en conjunto, las democracias de altos ingresos siguen siendo la mayor potencia económica del mundo. Las naciones del G7 generarán el 31% de la producción, y las 37 democracias de altos ingresos del mundo, juntas, el 42% en 2021.

Además, las democracias de altos ingresos generan el 55% de las exportaciones mundiales y absorben el 57% de las importaciones, y también tienen las economías más productivas del mundo en términos de producción per cápita, mientras que China sólo ocupa el puesto 75.

Al tener economías y sistemas políticos similares, las democracias de altos ingresos necesitan coordinar regulaciones en áreas como las finanzas, la tecnología digital y la competencia. También tienen que defender sus valores fundamentales, como la libertad de expresión, en contra de la interferencia exterior, particularmente por parte de China.

En resumen, las democracias de altos ingresos tienen sus propios valores e intereses, así como la capacidad de defenderlos, especialmente si actúan en conjunto. Éste es el argumento a favor de la cooperación. Pero Jeffrey Sachs también tiene un punto válido: decirle al resto del mundo qué hacer es incorrecto e impracticable.

Para que una alianza democrática renovada tenga peso, necesita políticas coherentes y sensatas. Éstas faltan, sobre todo en la urgente tarea de vacunar al mundo contra Covid-19. El G7 reconoce que “poner fin a la pandemia en 2022 requerirá vacunar, por lo menos, al 60% de la población mundial”. Esto significaría al menos 9.4 mil millones de dosis. Pero el G7 se comprometió a compartir solamente 870 millones de dosis durante el próximo año.

Pero también existen peligros a más largo plazo en la nueva alianza planificada en contra de China. Las democracias de altos ingresos tienen razón al querer proteger sus valores fundamentales. Pero la principal amenaza en su contra no proviene de China, sino de los más cercanos a casa. El fracaso en asegurar una prosperidad ampliamente compartida y en defender las normas democráticas es más importante. Por desgracia, han sido nuestras élites, no las de China, las que han causado este daño. Mientras tanto, debemos reconocer la abrumadora necesidad de cooperación mundial para preservar la paz y para proteger a la humanidad contra las amenazas mundiales, tales como las pandemias y los desastres ambientales.

Casi tan importante, nada es más probable que lleve al pueblo chino aún más a los brazos de su régimen comunista que la incesante hostilidad de las democracias. A largo plazo, es mucho más probable que la confianza en nuestros valores de apertura y de libertad cambie a China. Sí, las democracias deben defender los intereses económicos y estratégicos fundamentales. Pero también deben permanecer lo más abiertas posible al comercio y a las ideas. Las sanciones no cambiarán a China. Sólo el pueblo chino puede hacerlo. Y Occidente debe darle una razón para desear hacerlo.

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