Las lecciones de la elección

GONZALO SAID

Muchos de los que miramos los programas de televisión el domingo 16 nos sorprendimos al constatar la gran cantidad de jóvenes fuera del radar político que aparecían irrumpiendo en los cargos de elección popular. Casi todos profesionales, muy preparados, pero -la mayoría- prácticamente ausentes de los medios de comunicación tradicionales, incluso con baja presencia en redes sociales.

Es fácil caer en simplismos políticos a la hora de encasillar a los nuevos convencionales constituyentes o a las nuevas autoridades locales. La realidad ha demostrado ser mucho más compleja que los análisis que se intentan efectuar sobre el espectro político y social. Pero hay algo que los caracteriza: son caras nuevas para nosotros, pero que hace mucho rato conviven con las comunidades que los eligieron. Integran o interactúan de manera permanente con las juntas de vecinos, están conectados con diversas organizaciones de la sociedad civil, o las lideran. Dejaron la política de escritorio y su vida transcurre, hace meses o años, en el territorio donde fueron elegidos.

Hay mucho que podemos aprender de este proceso. En el ámbito de la empresa, tal como en la política, interactúan millones de personas ya sea como colaboradores, clientes, proveedores o por ser parte de las comunidades vecinas. Y no es raro que muchas veces las decisiones se tomen detrás de un escritorio, con una sofisticada presentación en PowerPoint y entre ejecutivos o directores que piensan parecido.

Es momento de cambiar esta dinámica endogámica. Es deber de los líderes empresariales salir de las oficinas y recorrer a pie la empresa. Dejar de escuchar a los mismos analistas de siempre y sentarnos a escuchar a los colaboradores y sus familias. Es momento de oxigenar el gobierno corporativo con miradas distintas, donde participen más mujeres, jóvenes y personas de distintos orígenes sociales, profesionales y geográficos para que nutran la toma de decisión corporativa con una propuesta más diversa y conectada con las personas. Es tiempo también de comunicar y socializar las muchas cosas que ya hacemos, que demasiadas veces por un silencio pudoroso pasan totalmente desapercibidas.

Esto no significa abandonar objetivos que se pueden medir en una planilla de Excel. Pero es evidente que los resultados financieros no pueden ser el único parámetro para evaluar el éxito de una empresa. Es fundamental que las organizaciones estén insertas y conectadas con el Chile de hoy y, sobre todo, que realcen la dimensión humana que hay en cada una de ellas. Este es un imperativo urgente. Para lograrlo es esencial el compromiso de los propios directores o dueños para establecerlo como prioridad, un rol que pasa por volver a conectarnos en persona con los que forman parte de las empresas.

Eso lo entendieron hace rato los profesionales jóvenes que se fueron a vivir junto a las comunidades y que el domingo antepasado resultaron victoriosos en las elecciones. Si queremos dar sostenibilidad a nuestras organizaciones, esta debe ser una lección para los líderes empresariales o gremiales, antes de que la falta de diálogo y la desconexión las vuelva insostenibles.