Lucy Kellaway

La maternidad es difícil e intensa pero no es un empleo

Por: Lucy Kellaway | Publicado: Lunes 30 de marzo de 2015 a las 04:00 hrs.
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Cuando regresé al trabajo después del nacimiento de mi primer hijo, fui a visitar a una amiga abogada que también acababa de tener un bebé y había decidido quedarse en casa para cuidarlo.


El almuerzo iba bien hasta que dije que le envidiaba no tener un empleo: debía ser lindo estar con su hijo todo el día. Me lanzó una mirada de desprecio. Ella sí tenía un empleo, me dijo abruptamente. Criar a un hijo era un empleo, y más valioso que cualquier cosa que tuviera que ver con la vida corporativa.


¿Tenía ella razón? ¿Es la maternidad un empleo? Margaret Thatcher pensaba que sí. Según ella, criar a los hijos era un empleo de gestión administrativa. La Reina aparentemente piensa lo mismo y le dijo a Kate Winslet que es "el mejor empleo" que existe.


Pero ahora parece que las madres de clase media han cambiado de opinión. El mismo tipo de mujer que antes se ponía furiosa cuando alguien implicaba que criar a los hijos no era un empleo, ahora se indignan con los que dicen que lo es. La semana pasada Mumsnet, la red social para los padres, publicó un comunicado de prensa estableciendo la nueva ley: "La maternidad es un viaje emocional, no un empleo".


Ésta es la respuesta correcta, pero por la razón equivocada. Criar a los hijos no es un empleo, y nunca lo fue. Es un trabajo –a veces extremadamente arduo– pero no un empleo ya que no se recibe sueldo. Con un empleo, uno opta por hacerlo y puede renunciar cuando quiera, pero mientras uno lo hace hay que seguir las normas.


Como columnista, tengo que escribir esta columna porque es mi empleo. Como madre, puedo decidir que no tengo ganas de cocinar y pido comida a domicilio. En casa, en casos extremos, puedo gritar o tirar cosas; si hiciera esto en el trabajo probablemente sería despedida. No importa lo mucho que mis hijos piensen que estoy haciendo un desastre al criarlos, no pueden deshacerse de mí. Ser padre es para toda la vida. Los empleos, no.


Pero la maternidad tampoco es un "viaje emocional". Un viaje es algo que implica trasladarse del punto A al punto B, mientras que ser madre tiende a ser bastante estático; en mi caso casi totalmente en la cocina. Ni tampoco es un viaje en ningún cursi sentido metafórico. La maternidad comienza a todo motor emocional y sigue por el mismo curso siempre.


Lo peor de describir la crianza de los niños de esa manera no es que sea estúpido, sino que es extremadamente repelente. Si alguien me hubiera dicho que me embarcaba en un "viaje emocional" me hubiera desanimado completamente.


¿Entonces por qué han cambiado de opinión las madres sobre la cuestión del empleo? Sospecho que es porque ya no pensamos en los empleos de la misma manera que antes. Hace veinte años un empleo era un signo de status; ahora se ve como algo tedioso y sugiere falta de imaginación. A quien le guste el suyo tiene que fingir que no lo ve para nada como un empleo, sino como una expresión de su pasión y creatividad.


Las madres insistían en llamar lo que hacían un empleo porque les hacía sentir mejor; ahora hacen lo inverso. Pero ambas reacciones son tontas. Los empleos y la crianza de niños son igualmente vitales para la supervivencia de la humanidad, pero las dos actividades existen en planos diferentes y no deberían intervenir las comparaciones morales.


Saatchi & Saatchi ha hecho algunas investigaciones para Mumsnet sobre criar a los hijos. Ha concluido que las madres cumplen ocho diferentes papeles emocionales, con cinco de los cuales yo estoy de acuerdo –cuidadora, admiradora, amiga, heroína, casa de seguridad– mientras que los tres restantes –cómplice criminal, entrenadora y rompedora de reglas– me preocupan muchísimo.


¿Rompedora de reglas? ¿Cómplice criminal? ¿Qué pasó con ejecutora de reglas? ¿Qué le debo decir a mi hijo adolescente cuando llega a casa de la escuela con la mochila llena de tareas? Deja eso, aquí tienes un carnet de identidad falso. ¿Por qué no te vas al bar?


Esta insensata lista de papeles nos dice que hay algo que la crianza de niños moderna tiene en común con los empleos modernos. Ambos se han apartado tanto de la Teoría X de la motivación –que todo el mundo es básicamente perezoso y por lo tanto hace falta un poco de autoritarismo– que ahora evitan decir: yo soy quien manda.


Los administradores tienen que fingir que su mayor habilidad es la de entrenador; los padres tienen que hacer la misma cosa. Todo es por guardar las apariencias: Hay muy poco coaching en las empresas y menos aún en los hogares. Los entrenadores requieren distancia, paciencia y objetividad, muy difícil sentir hacia el hijo amamos y nos vuelve locos.


Simular que la maternidad es una excursión larga, democrática, emocional y divertida es una mentira más grande que decir que la maternidad es un empleo. A fin de cuentas estoy de acuerdo con Margaret Thatcher que decía que ser madre era un empleo de gestión. Estaba equivocada en lo del empleo; pero correcta en lo de gestión.

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