Luis Hernán Paúl

¿Están funcionando bien los directorios de empresas en Chile?

Producto del caso La Polar alguna gente ha planteado la necesidad de hacer reformas regulatorias para evitar la repetición del tipo de fallas ocurridas en el gobierno corporativo de esta empresa...

Por: Luis Hernán Paúl | Publicado: Lunes 12 de septiembre de 2011 a las 05:00 hrs.
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Producto del caso La Polar alguna gente ha planteado la necesidad de hacer reformas regulatorias para evitar la repetición del tipo de fallas ocurridas en el gobierno corporativo de esta empresa. Dicha posibilidad, sin embargo, merece analizarse con detención y profundidad.

Cabe recordar que algo similar ocurrió hace un tiempo en Estados Unidos con empresas como Enron, Worldcom y Tyco. En ese entonces se realizó una gran reforma (la Ley Sarbanes Oxley). Pero pasaron pocos años y se produjeron nuevas situaciones problemáticas en otras compañías (Lehman Brothers, AIG y General Motors, entre otras), con lo que se demostró que las fallas en los gobiernos corporativos no se solucionan simplemente con más regulación. 
En Chile, las leyes que regulan los gobiernos corporativos de las empresas privadas se encuentran en mi opinión razonablemente actualizadas, no obstante que tienen algunas falencias y errores que valdría la pena corregir. Sin embargo, en lo que estamos realmente atrasados es en materia de normas y recomendaciones de buenas prácticas de gobiernos corporativos para distintos tipos de empresas (abiertas, cerradas, bancos, AFP, etc.). Por ejemplo, nos falta contar con referencias claras respecto al cumplimento del deber de cuidado de los directores y los deberes de los comités de directores, así como de las obligaciones respecto de los sistemas de control interno.

Ahora, no me parece correcto generalizar respecto del funcionamiento de los directorios en nuestro país, ya que hay empresas donde operan bastante bien y otras donde tienen amplio espacio para mejorar. Consecuentemente, los desafíos están más en el terreno de la auto-regulación y los cambios voluntarios. En concreto, recomiendo a las empresas evaluar la operación de sus gobiernos corporativos, ya que el tipo errores que se cometieron involuntariamente en el directorio de La Polar desgraciadamente se repiten en otras compañías. Incluso, podría ser conveniente para algunas empresas desarrollar códigos de buenas prácticas para su directorio y su comité de directores. Hay prácticas que son válidas para la mayoría de las compañías en materias como la composición del directorio, compensación de ejecutivos y sistemas de control interno, pero también prácticas que se justifican sólo para ciertas empresas o que varían mucho de compañía en compañía. Tal es el caso de la gestión de riesgos, la cual requiere de diferentes enfoques en distintos tipos de empresas.

Pero hay que tener claro que incluso con este tipo de iniciativas -y la experiencia internacional así lo prueba- es imposible eliminar por completo la ocurrencia de fraudes empresariales. En verdad sólo sirven para minimizar su ocurrencia.

Asimismo, conviene hacer ver que el hecho que las empresas tengan accionistas controladores, si bien es un factor valioso, no elimina en forma definitiva la ocurrencia de fraudes empresariales. En efecto hay múltiples casos de fraudes en países en vías de desarrollo en empresas con accionistas controladores y en empresas estatales (por ejemplo Satyam Computers en India, Citic Pacific en Hong Kong y Sanlu Group en China).

Otro aspecto clave a considerar es la tendencia natural que se da en los directorios, cuando ocurren fraudes, a privilegiar las labores de control y a evitar tomar riesgos, lo cual puede limitar el desarrollo empresarial. No debe olvidarse que tomar riesgos es parte esencial de la actividad económica y que los fracasos empresariales no es lo mismo que los fraudes empresariales.

Por lo tanto, es básico que los cambios a la regulación de los gobiernos corporativos los pensemos bien y que no realicemos ajustes que generen más costos que beneficios, cosa la cual ocurrió en la última reforma el año 2009 producto del apuro con que se tramitó. Pero lo más crítico, insisto, son las iniciativas de auto-regulación que pueden adoptar las propias empresas.

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