Luis Larraín

Sala i Martin o Piketty

Por: Luis Larraín | Publicado: Jueves 15 de enero de 2015 a las 05:00 hrs.
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Luis Larraín

El mundo tiene hoy día menos desigualdad que nunca antes en la historia de la humanidad. La incorporación masiva de ciudadanos chinos e indios, entre otros, a la economía del consumo y la producción ha logrado este resultado, que se refleja en el coeficiente de Gini de la economía mundial más bajo de la historia.

Paradojalmente, un economista francés que hoy nos visita, Thomas Piketty, recibe gran atención por su libro El Capital en el Siglo XXI, donde pone el acento en la desigualdad en algunos países del mundo desarrollado, explicada según él en un retorno al capital mayor al crecimiento de las economías que perpetúa y acentúa las desigualdades porque el 1% de la población es el propietario de ese capital.

Resultados aparentemente contradictorios, explicados en parte por la falacia de composición. Lo que es cierto para una parte no tiene por qué ser cierto para el todo. Dinámicos procesos de crecimiento en algunos países pueden causar mayor desigualdad local, pero la incorporación de millones de personas al consumo hace que a nivel global haya menos desigualdad.

Pero además, Piketty ha recibido muchas críticas por su libro. Hay tres que a mí me parecen las más relevantes. La primera es que en su medición de capital excluye el capital humano y los bienes durables. Eso causa una distorsión gigantesca en sus mediciones. El mayor capital para la gran mayoría de las personas en el mundo es su capital humano y también son muy importantes sus bienes durables: automóviles, artefactos, smartphones, etc.

La segunda es la falta de correspondencia entre su diagnóstico y sus soluciones. No explica por qué un impuesto patrimonial o uno a la herencia, o un desproporcionado incremento de los impuestos progresivos a la renta van a resolver los problemas. De hecho, el impuesto marginal a la renta a la Piketty de 75%, que Hollande instauró en Francia, debió ser abolido luego de desastrosos efectos en la economía francesa.
La tercera es que el 1% más rico son personas muy distintas al 1% más rico de hace diez, veinte, treinta y cuarenta años, lo que indica que sigue habiendo movilidad social que es el principal elemento para una sociedad más dinámica y más justa.

Me parece que más aporta a esta discusión otro economista que visitó Chile en estos días: Xavier Sala i Martin. El destacado economista catalán profesor de la Universidad de Columbia se refirió también al tema de la desigualdad.

Parte Xavier Sala i Martin dando su diagnóstico acerca del origen de la desigualdad en el mundo desarrollado, que explica por dos factores: a) un verdadero Tsunami causado por la incorporación a los mercados laborales de 4.000 millones de asiáticos que están dispuestos a trabajar por menos dinero que los occidentales, lo que afecta directamente a los salarios de las clases medias de países desarrollados, y b) la revolución tecnológica de internet que pone en peligro puestos de trabajo de profesores, taxistas, agentes de viaje y otros de servicio, etc. Con lo que él denomina la "uberización" de los mercados, podemos contratar servicios por horas en las más diversas especialidades lo que está desafiando los empleos tradicionales.

Lo importante, dice a continuación Sala i Martin, es cómo enfrentamos esto. Su respuesta está en el campo de la educación, pero con soluciones completamente distintas a las tradicionales. Hace ver que necesitamos mucha más flexibilidad e innovación que la que tenemos hoy día en las formas de enseñar y también en los mercados, pues los niños que empiezan a estudiar hoy jubilarán en el año 2075. Llama la atención sobre el dato que dice que el 50% de los empleos creados en Estados Unidos en los últimos cinco años no existían antes del año 2009.

En síntesis, en mi modesta opinión, Sala i Martin es un economista notable que está pensando sobre el futuro. Piketty es un economista que no tiene una contribución que sea útil a las disyuntivas que vive el mundo hoy, pero que la izquierda progre ha transformado en un rockstar porque ha venido a decirles lo que querían escuchar.

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