Manuel Bengolea

El zapato chino de la economía chilena

Por: Manuel Bengolea | Publicado: Viernes 2 de octubre de 2015 a las 04:00 hrs.
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La consulta más recurrente en el mundo financiero de hoy es qué sucederá con la economía china y cómo estos sucesos podrían afectar el crecimiento mundial. Es difícil saber, a lo menos para los estándares a que nos tienen acostumbrados tanto las economías desarrolladas como una parte de las emergentes, porque existe un problema de credibilidad sobre las cifras que entrega el gobierno chino en lo referente a los datos macroeconómicos.

El "boom" de inversiones chino de la última década está menguando rápidamente, y se requiere que sus consumidores aparezcan y sean los conductores del crecimiento. Este rebalanceo desde la inversión hacia el consumidor ha sido analizada y discutida ampliamente; sin embargo, dada la conspicua caída en la actividad industrial, su concreción se torna cada vez más urgente. El punto es si las políticas pro crecimiento que ha implementado el gobierno asiático darán o no el resultado que muchos esperan. El consenso es que las medidas no tendrán el efecto que tuvieron en la crisis del 2008, pero serán eficaces.

La gran duda, y probablemente un factor importante en la "inapetencia por riesgo", por parte de los inversionistas, haya sido el agente devaluación de la moneda china, que ha causado un escape global a la calidad no vista hace mucho tiempo, al punto donde la mejor clase de activo ha sido la caja, puesto que tanto bonos como acciones exhiben en los primeros nueves meses del año retornos negativos, algo bastante inusual. Son muchos los analistas que creen que la conciliación del crecimiento no pasa por una devaluación, lo cual tendría efectos complicados en otros mercados emergentes, sino más bien por terminar de implementar lo que muchos llaman las "tres agujas de la acupuntura" de la economía de China. Las tres agujas son: (1) La infraestructura cuya concreción debe agilizarse significativamente, ralentizada por la campaña anticorrupción del gobierno, (2) Implementar varia reformas, incluyendo las de empresas estatales, y (3) recortar las tasas de interés a lo largo de toda la estructura de rendimiento. Todo lo anterior debería tener un efecto positivo y real en el crecimiento económico chino.

Con todo ello en marcha se puede asegurar que el crecimiento se mantendría y el esperado rebalanceo desde inversión a consumidor generaría un crecimiento más sincronizado, tanto en China como en el resto del planeta. Sin embargo, los países exportadores de "commodities", cuyo bienestar fue una bisagra de China en la última década, pueden sólo perder, ya que es poco lo que producen que pueda atraer a los consumidores de dicho país.

Chile es un gran exportador de cobre (commodity) y su principal socio comercial es China, con lo cual las expectativas de propulsión del motor externo variarán desde lo pusilánime a lo malo en materia de crecimiento económico; de ahí el llamado del ministro de Hacienda a centrar la discusión de políticas públicas en éste. Hoy más que nunca, con el factor China ausente, nuestro aparato económico necesita una reestructuración inteligente de su modelo de crecimiento para enfrentar los desafíos de la próxima década, y en eso no hay disenso político; sin embargo, en lo que ciertamente si lo hay, es en el cómo lograrlo. Y es esta discusión política, centrada más en los beneficios para la próxima elección, lo que tiene a la economía chilena en un zapato chino.

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