María José Bosch

La nueva normalidad

María José Bosch Directora del Centro de Trabajo y Familia ESE Business School UAndes

Por: María José Bosch | Publicado: Miércoles 22 de abril de 2020 a las 04:00 hrs.
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Podemos ver en diferentes medios y redes sociales tutoriales para hacer mascarillas en nuestras casas, con poleras, con géneros, con jeans. Es probable que pronto empiecen a combinar con nuestra ropa, como también que su uso sea cada vez más común y lo incorporemos a nuestros atuendos habituales.

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De a poco hemos empezado a volver a nuestras rutinas, tratando de retomar algo que se parezca a lo que conocíamos como normalidad, pero tanto como ahora salimos con mascarillas a la calle, nos hemos dado cuenta de que esta nueva normalidad no se parece tanto a la antigua. Cómo continuamos con nuestro trabajo ha levantado ciertas interrogantes. ¿Tenemos que volver a hacer las cosas como las habíamos hecho hasta ahora o durante este tiempo hemos aprendido de forma acelerada y hemos descubierto nuevas formas de trabajar?

Hay tres cambios que me parecen importantes destacar. El primero es la espacialidad del trabajo. Según los datos del Ministerio del Trabajo, antes del coronavirus se reportaba que sólo el 1,5% de las labores se hacían en forma remota. Este número cambió radicalmente estas últimas semanas, lo que plantea nuevos desafíos. De ahora en adelante, ¿cómo serán las oficinas que necesitamos? ¿Tenemos que ir todos los días al mismo lugar de trabajo o podemos repensar la forma de organizarnos para optimizar los tiempos de traslado, el uso del espacio físico en las oficinas, entre otras cosas que podemos cambiar para mejorar la calidad de vida de las personas y la productividad de las empresas?

Un segundo cambio es la importancia de las relaciones interpersonales y específicamente en las empresas la relación entre jefe y colaborador. Antes podíamos estar físicamente juntos, pero no necesariamente desarrollar relaciones de confianza. Esta nueva forma de trabajar requiere también desarrollar otro tipo de relaciones. Por ejemplo, las que promueven comunicación efectiva, delegar más tareas, mayor autonomía y responsabilidad, entre otras. Esto impacta también la forma en que evaluamos el trabajo. Antes podíamos evaluar por presentismo, ahora esa metodología es poco efectiva. Esto requiere tener mucho más claros los roles, responsabilidades, entregables, etc. ¿Hemos hecho algún cambio en la forma en que nos comunicamos, promovemos relaciones de confianza y evaluamos el avance del trabajo?

Un tercer cambio es el autoconocimiento. Esta nueva forma de trabajar ha destacado que debemos desarrollar competencias personales que no necesariamente requeríamos en el trabajo presencial, como, por ejemplo, la disciplina y la autogestión. Competencias que puede que antes ni siquiera evaluáramos. Para esto, el ejercicio de autoconocimiento es muy importante. ¿Conocemos herramientas de autoevaluación? ¿Hemos evaluando estas competencias en nuestro equipo? ¿Hemos planeado capacitar este tipo de competencias?

Hay muchos otros cambios que vamos a tener que implementar para adaptarnos, no sólo usar mascarillas en la calle. Los líderes son pieza fundamental para facilitar o dificultar que nos acostumbremos a esta “nueva normalidad”.

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