Matko Koljatic

Postales de Croacia

Por: Matko Koljatic | Publicado: Miércoles 23 de septiembre de 2015 a las 04:00 hrs.
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Matko Koljatic

Escribo esta columna mientras visito Croacia adonde he venido a ver familiares. Mi idea original era describir los lugares que hemos visitado: Zagreb, Đakovo, Vukovar, Split y la hermosa isla de Brac, de donde son los ancestros de muchos croatas en Chile, entre ellos mi padre. Pero, conversando con mis parientes, llegué a la conclusión que más que un reportaje turístico, quizás era más apropiado para una columna en el Diario Financiero hacer un comentario económico/político sobre lo que podemos aprender de los croatas. Aquí en Croacia, un país que se adscribe al modelo europeo de "estado de bienestar", se puede ver como funciona "el otro modelo" cómo lo han llamado los ideólogos de la Nueva Mayoría.


Es evidente que si la educación, salud, transporte, previsión y otros servicios son "regalados" por el Estado, como ocurre en Croacia, hay un beneficio para la población. Pero, conversando con mis parientes, descubrí que como dice el refrán: "No todo lo que brilla es oro".


Mišo, el marido de mi prima Maja, es médico. Trabaja como vendedor en una compañía farmacéutica, lo que me sorprendió. Le pregunté por qué no trabajaba como médico. Su respuesta era predecible: gana un sueldo mucho mejor como vendedor que como médico empleado por el Estado. Le pregunté cómo era la atencion médica en Croacia. Su respuesta: en los consultorios la atención es buena, pero si hay que operarse, la espera puede ser de más de un año. Nada nuevo bajo el sol.


De ahí pasamos a conversar de leyes sociales e impuestos y ahí sí que me sorprendí. Mišo paga un 40% de su sueldo entre la seguridad social (salud y previsión) e impuestos. Sí, leyo bien, ¡40%! , y no es la tasa marginal sino que es lo que paga de su sueldo.


Pasemos al tema de la educación gratuita. Mi prima Maritza vive en un pequeño pueblo en Brac. Su hija Zrinka estudia pedagogía en otra ciudad, en Zadar. Le pregunté si paga por la educación de su hija. No. Y además la joven tiene movilización y alimentación gratis. Lo único que tiene que pagar son 300 euros por el departamento donde vive en Zadar que comparte con otra estudiante. Le pregunté a Zrinka si algún compañero pagaba, pensando que en Chile se pretende que la gratuidad sea universal. Me contestó que al entrar a la universidad, ésta es gratuita para todos, pero, otra sorpresa, si no se pasa de curso hay que pagar para seguir matriculado 1.000 euros anuales. Insistí: pero los que fracasan en los cursos deben ser unos pocos. No, me dijo, ¡son muchos! Pero ¿por qué?, pregunté. No les interesa estudiar, me contestó Zrinka... lo que les interesa son los beneficios de alimentación y transporte gratis y por eso se matriculan en la universidad.


Hay respuestas que no saltan a la vista tan facilmente. En este caso, mi conclusión es que administrar un país en función de los "derechos" -proveyendo servicios gratuitos como por ejemplo en educación y salud- tiene costos implícitos significativos. Los altos impuestos, el racionamiento de la demanda por cantidad -como en las cirugías- y la conducta oportunista de la gente (para aprovechar los beneficios gratuitos que ofrece el Estado) es lo que he llamado el lado "B" de los derechos sociales.


La mirada que he descrito es una mirada micro. Pero, ¿qué pasa en la macroeconomía? Croacia lleva años en recesión. Entiendo que se atribuye a los altos impuestos y al mal funcionamiento de las instituciones el que no haya inversión y por lo tanto, no haya crecimiento. Pienso que los problemas de la micro -que describí- son los que al final del día inciden en la macro. Pareciera que algo parecido estamos viviendo en Chile.

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