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Mejores prácticas después de la peste

Alvaro Feller Presidente De Feller Rate

Por: Alvaro Feller | Publicado: Martes 19 de mayo de 2020 a las 04:00 hrs.
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Alvaro Feller

Hoy las agendas están totalmente copadas por el Covid-19. Más que mal, se trata de la supervivencia, tanto de las personas como de las empresas. Asuntos que estuvieron en la primera línea corporativa, como el de las mejores prácticas (MP), hoy no figuran en casi ninguna lista de prioridades.

Pero, ¿qué ocurrirá cuando volvamos a la normalidad, por muy distinta que sea a la que estábamos acostumbrados? Muy posiblemente volverán con fuerza a la escena las MP, incluyendo sus actualizaciones, los gurús que las pregonaban y las onerosas asesorías en su implementación.

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No hay duda de que toda empresa que quiera el éxito, que busque incrementar su reputación y ser financieramente sostenible debe adoptar con rigor esas MP. ¿O no? No necesariamente. Hay muchas preguntas que la alta dirección de una empresa debe plantearse y responder antes de seguir esas recomendaciones que, al denominarlas “buenas” o incluso “mejores” prácticas, parecieran verdades reveladas.

Aquí algunas pocas preguntas iniciales, que requieren una razonable respuesta y sobre las cuales los candidatos a ser nuestros asesores debieran iluminarnos

¿Por qué esas son las MP y no otras? ¿Quién lo decidió? Esas MP, ¿son aplicables a mi empresa? Las mejores empresas, aquellas a las que nos queremos parecer, ¿siguen realmente esas prácticas? ¿Cuál es el costo y los beneficios de adoptarlas?

También debemos tener respuestas contundentes respecto de la evidencia sobre la materia y, en especial, sobre la denominada relación de causalidad: ¿las recomendaciones están basadas en hechos o sólo en el “sentido común”? ¿La evidencia es sólo correlación? ¿El argumento es que “las mejores empresas muestran claramente que siguen esas prácticas”, o acaso la evidencia muestra causalidad? ¿Las empresas que han adoptado esas prácticas han logrado mejoras significativas?

La causalidad, y especialmente la dirección de causalidad, son clave. La mera correlación no basta. Para ello, un ejemplo. Si analizamos las mayores y más rentables empresas, con normalidad veremos que tienen políticas y procedimientos de capital humano muy sofisticados. Pero, ¿son grandes y rentables porque tienen esas prácticas? ¿No será, más bien, que la existencia de esas prácticas es consecuencia de que son grandes y rentables?

Si no tenemos una respuesta robusta a estas preguntas, es bien factible que no sólo incurramos en gastos significativos, sino que no logremos los resultados esperados. Asimismo, debemos considerar un hecho puramente matemático: si todos siguen las mejores prácticas, las mejores prácticas pasarían a ser prácticas mediocres.

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