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Miami: su valor inmobiliario… y cultural

Jaime Iglesis Director Ejecutivo Patagon Land

Por: JAIME IGLESIS | Publicado: Martes 18 de abril de 2017 a las 04:00 hrs.
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Santiago se prepara para ser anfitrión, por primera vez, de Expo Real Estate, evento de negocios y desarrollo inmobiliario. Éste reunirá a los principales actores del rubro, y probablemente a muchos les llamará la atención una ciudad que acapara mi interés desde 2008: Miami.

Cosmopolita, moderna y pujante; una puerta de entrada y salida del comercio y la migración de gran parte de Latinoamérica y Europa, que ha generado un mercado inmobiliario en expansión con oportunidades de diversificar el portafolio de proyectos y alcanzar rentabilidades mayores a las de la industria chilena.

Así lo plantea un análisis realizado por el área Real Estate de BDO, red internacional de firmas de contabilidad pública, impuestos y consultoría, que señala que la rentabilidad promedio en Santiago es de 4,8%, promediando Miami 5,4%, con zonas como el sector de Aventura (condado de Miami-Dade) que casi dobla el indicador de nuestra capital.

Ni siquiera la crisis subprime de 2008 mermó su potencial. La caída del precio de las viviendas y el dólar atrajo a inversionistas foráneos provocando un aumento consistente en el desarrollo de proyectos inmobiliarios. Por ejemplo, la zona de Sunny Isles pasó de ser un barrio gris a concentrar la construcción de casi 300 condominios, que se estima se venderán en el segundo trimestre del 2018.

El contraste con Chile es notorio, con un 2017 de poco crecimiento para la industria inmobiliaria y un tenue incremento del PIB, en un rango entre 1 y 2%. ¿Cómo Miami logró salir tan rápido de la crisis subprime, desarrollar un modelo sólido y robusto que atrae inversionistas de todo el mundo y ofrecer una calidad de vida excepcional? Muchos responderán que por su ubicación, clima privilegiado, multitudinaria oferta de esparcimiento, hotelería y cultura.

Pero veamos un poco más allá. Miami se ha desarrollado entregando bienestar a habitantes y visitantes, con reglas y límites bien pensados, donde aquello que se construye se mantiene en perfectas condiciones y se hace parte del capital cultural, y donde los servicios han sabido responder, sin prejuicios, a una inmensa variedad de culturas.

Parece lógico el creciente interés por querer vivir en Miami, un territorio que atrae inversionistas por su potencial retorno inmobiliario y se destaca por su cultura del respeto al tiempo ajeno y el cumplimiento de las reglas.

¿Por qué no mirar el fenómeno Miami como una invitación a cambiar nuestra convivencia, respetando las normas y cuidando nuestra ciudad? Desafiémonos a conseguir una mejor calidad de vida y mejores retornos para la ciudad, el Estado y el sector público.

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