Miguel Ricaurte

El cometa de oro y los costos de ajuste

Miguel Ricaurte Economista jefe Banco Itaú

Por: Miguel Ricaurte | Publicado: Martes 3 de noviembre de 2020 a las 04:00 hrs.
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Un artículo en la revista Planetary Science reveló que la NASA identificó la composición de un asteroide que orbita entre Marte y Júpiter, el cual incluye cantidades significativa de hierro, níquel y oro. Dado el tamaño de este cuerpo celeste, su valor (a precios actuales para estos metales) supera con creces el de la economía global en 2019, previo a la pandemia. Suponer que quien logre hacerse de parte o la totalidad del asteroide sería millonario parece un poco ingenuo y muestra desconocimiento de las leyes básicas de oferta y demanda.

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Por otro lado, los comentarios en los medios de prensa indican que no sólo nadie se haría millonario, sino que la economía global podría colapsar. La realidad es que la economía global, los precios de los activos y muchas otras cosas cambiarían. Pasaríamos de un “estado estacionario” en que la dotación de minerales estaba más o menos limitada por su abundancia en el planeta, a otro en que ésta aumentaría en múltiplos importantes. El resultado, hoy, parece poco cierto, pero seguramente caerá entre los dos que mencioné antes. Más importante aún, hay costos de transitar de un estado a otro, los cuáles deben evaluarse para decidir si sería deseable explotar económicamente el asteroide o no.

Supongamos que lográsemos minar el asteroide y traer su riqueza mineral a la tierra. El aumento en la oferta de los metales que contiene seguramente llevará a una baja marcada en sus precios: al dejar de ser productos escasos, su valor económico bajará. Aquellos inversionistas, que incluyen gobiernos y bancos centrales, posicionados en oro verían una significativa caída en su portafolio. En este sentido, habría cambios importantes en distribución de la riqueza a nivel global.

Pero no todo es malo, el choque positivo de oferta que se generaría con mayor oferta de metales podría ayudar al crecimiento económico global. Sería más barato producir manufacturas metálicas, equipos electrónicos (el oro es un gran conductor de electricidad), construcción, etc. Además, al contar con una fuente de dichos minerales fuera del planeta, podrían reducirse las actividades extractivas contaminantes en la Tierra.

La transición a este nuevo escenario con mucha mayor oferta de varios metales industriales puede ser costosa. Por un lado, los estragos sobre la economía global comenzarían a ocurrir incluso antes de que la primera onza de oro o la primera barra de hierro del asteroide lleguen a la tierra. Si bien el choque positivo no se verá hasta que la oferta física cambie, las condiciones de precios reaccionarían anticipadamente, cuando la explotación espacial se vuelva posible.

Aun cuando al final del día la mayor oferta de metales pueda resultar en mejoras en el bienestar de la mayoría de la población en la Tierra, si el tiempo de ajuste es largo, las pérdidas de riqueza que surjan mientras se anticipa la llegada de metales podrían ser tremendamente costosas. Por ello, es clave entender cuánto tomará llegar al nuevo estado estacionario para decidir cuál es la estrategia a seguir, la que puede incluir explotar sólo parcialmente el asteroide.

Este ejemplo que sacado de la ciencia-ficción se puede extrapolar al proceso constituyente que estamos iniciando. Vamos a ver cambios en las instituciones legales que regulan el funcionamiento de la economía con el objetivo de que el marco institucional que resulte sea mejor que el actual. Aun cuando sea así, quisiera invitar a que evaluemos el impacto para el bienestar que tendrá el tránsito hacia ese nuevo estado al momento de discutir los cambios.

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