Columnistas

Modernización del presupuesto público

Ernesto Silva Diputado UDI

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Nuestro país es reconocido por tener finanzas públicas ordenadas, un Ministerio de Hacienda y una Dirección de Presupuestos (Dipres) con profesionales competentes, y un proceso presupuestario consolidado.

Todo esto es cierto y suena bien, pero muchos aspectos del presupuesto deben ser modificados si queremos abordar los desafíos del futuro. Cuatro ejemplos concretos de ámbitos para mejorar:

1. La ejecución y el seguimiento son procesos débiles. El gasto se concentra fuertemente en el último trimestre y se ejecuta con mala calidad, no existiendo la certeza de se realice con adecuada priorización y eficiencia. El seguimiento del presupuesto a lo largo del año por parte del Congreso se ha transformado en un proceso de poca utilidad. Es tal la asimetría de información entre el Ejecutivo y el Legislativo, que éste no tiene cómo hacer una tarea adecuada de control en la ejecución. O se fortalece la capacidad analítica del Congreso, o tendremos por mucho tiempo un gobierno que puede gastar y ejecutar sin control relevante por parte de su contraparte fiscalizadora.

2. Poca capacidad de priorizar de los gobiernos. Cerca del 90% del gasto público está comprometido ex ante, independiente de lo que diga el proyecto de ley. ¿Es razonable que el gobierno sólo tenga flexibilidad respecto de aproximadamente el 10% del presupuesto para proponerlo en la ley? Me parece que no, especialmente considerando que parte importante es rígida y responde a razones más bien históricas que a decisiones reflexionadas y priorizadas.

3. Insuficiente evaluación de las políticas públicas y el gasto. En esta materia la Dipres ha hecho una gran labor y contamos con herramientas de calidad para evaluar la gestión. Sin embargo, tenemos dos problemas: la cobertura de programas evaluados aún es baja, y el impacto que la evaluación tiene en la asignación de recursos para el año siguiente sigue siendo muy limitado. Un proceso presupuestario para el Chile del futuro requiere más cobertura de evaluación de las políticas públicas y más vinculación de ésta con la asignación de los recursos en la ley.

4. Burocracia organizada en torno a bloques verticales o “silos”. Cada ministerio o servicio compra sus computadores y define los estándares. Cada organismo define su política informática. Cada institución tiene su política de recursos humanos. Y así suma y sigue. Son cientos los procesos que se pueden ordenar, sistematizar, hacer más eficientes y productivos. El Estado debe conversar, aprender de otras áreas, hacer uso de la abundante información analítica disponible.

Hay mucho por hacer. La modernización del Estado es urgente y cuesta mucho que sea incorporada en las prioridades reales de la agenda. Avanzar hacia un presupuesto más moderno es un deber si queremos que nuestro país dé nuevos pasos hacia un mayor desarrollo.

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