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Modernización tributaria, ¿qué quiere la oposición?

Macarena García A. Economista Senior Libertad y Desarrollo

Por: Macarena García A. | Publicado: Viernes 29 de marzo de 2019 a las 04:00 hrs.
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Macarena García A.

En agosto de 2018 -hace ya largos siete meses- el gobierno de Sebastián Piñera ingresó al Congreso el proyecto de modernización tributaria, cuyo objetivo fundamental es fomentar la inversión. Entre otras cosas, esta iniciativa busca corregir algunas de las distorsiones que la reforma tributaria de 2014, y mejorada en 2016, generó al sistema de impuestos chileno, reduciendo su eficiencia, simplicidad y equidad.

Independiente de lo meritorio del objetivo buscado, llaman la atención las sucesivas exigencias que ha planteado la oposición para aprobar la idea de legislar. A medida que las exigencias pierden validez, se van agregando nuevos requerimientos, levantando dudas respecto de la verdadera intención de los negociadores de oposición.

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Las primeras voces que se alzaron contra el proyecto fundamentaron su rechazo en su gran preocupación por el impacto de esta reforma en las finanzas públicas, argumentando que el proyecto no estaría financiado. Al respecto, llaman la atención dos elementos. En primer lugar, los que pregonan esta preocupación representan justamente al sector que recibió la administración del gobierno cuando éste tenía una deuda de 12,7% el PIB, para dejarlo cuatro años después con una deuda en 26,6% del PIB. En segundo lugar, y haciéndose cargo de esta preocupación, el informe financiero del proyecto estimaba un superávit de US$ 428 millones.

Posteriormente, se argumentó que no se podía considerar como fuente de financiamiento la reducción de evasión producto de la implementación de la boleta electrónica, por ser un objetivo base común a cualquier sistema tributario más allá del actual proyecto. Sin embargo, el proyecto de la reforma tributaria de 2014, apoyado por los mismos que hoy cuestionan, sí consideró como fuente adecuada de financiamiento la reducción de la evasión tributaria.

Posteriormente, en el marco del trabajo de la mesa técnica con la oposición, se realizó una corrección a la baja en el financiamiento por concepto de boleta electrónica (cerca de -US$ 200 millones) y del cambio de concepto de gasto necesario para producir renta (cerca de -US$40 millones), por lo que se continuaron pidiendo compensaciones adicionales. Sin embargo, incluso con estas correcciones el proyecto seguía siendo superavitario (US$ 220 millones).

Posteriormente, se dijo que la reintegración propuesta es regresiva, ya que reduciría el impuesto sólo para los más ricos, por lo que las nuevas compensaciones debieran provenir de estos mismos beneficiados. Sin embargo, sólo el 5% de los beneficiados con esta medida se ubica en los dos tramos más alto de impuestos personales, mientras que el 93% se ubica en los primeros cuatro tramos del impuesto.

Posteriormente, se sigue afirmando que las nuevas compensaciones que propone la autoridad no son lo suficientemente recaudatorias ni progresivas.

No me queda más que preguntarme, ¿qué será lo que quiere la oposición?

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