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No es hora de preocuparse por la deuda pública

Robin Harding FT

Por: Robin Harding | Publicado: Jueves 27 de agosto de 2020 a las 04:00 hrs.
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Robin Harding

La deuda pública ha inspirado un millón de discursos aburridos y exactamente una sola declaración ingeniosa. “Si algo no puede continuar indefinidamente, se detendrá”, dice la Ley de Stein. Acuñada por el economista Herbert Stein, un asesor de Richard Nixon, originalmente se refería a la balanza de pagos, pero él utilizó la frase precisa en 1986 para advertirle al Congreso que la deuda federal no puede aumentar sin límites.

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En respuesta a la crisis ocasionada por el Covid-19, los gobiernos del mundo parecen decididos a poner a prueba la Ley de Stein. El aumento de la deuda pública de este año tiene pocos precedentes fuera del período de guerra. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el endeudamiento masivo, junto con la contracción económica, elevarán la deuda estadounidense en más de 30 puntos porcentuales para alcanzar 140% del Producto Interno Bruto (PIB). Las proyecciones de la deuda a largo plazo en muchos países son verdaderamente preocupantes. El FMI ha indicado que la deuda pública global alcanzará su nivel más alto en la historia registrada, mayor incluso que el peak después de la Segunda Guerra Mundial.

Esto parece presagiar un desastre y requiere una acción correctiva. Pero si bien una deuda pública más alta acarrea costos -más significativamente si bloquea la capacidad de responder a una crisis futura- hay pocos motivos para alarmarse de inmediato. El nivel “seguro”, o sostenible, de la deuda nacional es ambiguo, y es probable que haya aumentado debido a la caída de las tasas de interés mundiales.

Dada la urgencia de responder al Covid-19, y el riesgo de una caída en un desempleo masivo si los gobiernos se mantienen al margen, tienen razón en dejar las preocupaciones acerca de la deuda pública para otro día.

Calcular un nivel seguro de deuda pública es difícil, porque la sostenibilidad depende tanto de las tasas de interés como del ritmo de crecimiento económico. Si las tasas de interés son de 2% y la economía está creciendo al 3%, por ejemplo, todo lo que tiene que hacer un país es sentarse a esperar. Mientras no pida más prestado, la deuda se reducirá gradualmente a cero en comparación con el tamaño de la economía. Si las tasas de interés suben por encima del crecimiento económico, en cambio, incluso las pequeñas deudas pueden descontrolarse.

Los gobiernos debieran posponer cualquier preocupación acerca de la deuda pública hasta que revivan sus economías suficientemente como para que las tasas de interés estén por encima de cero. Una vez que se logre, entonces, dados los costos, puede tener sentido intentar reducir la deuda pública de alguna manera.

La Ley de Stein a menudo se toma como una advertencia para actuar en contra de lo insostenible. Pero no es así como el autor pretendía que se interpretara. Era, escribió Stein, “una respuesta para quienes piensan que si algo no puede continuar indefinidamente, se deben tomar medidas para detenerlo, incluso para detenerlo de inmediato”. Si la deuda pública se está volviendo ciertamente insostenible, las señales de advertencia llegarán en su momento.

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