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Notarías y conservadores en la era digital

Guillermo Tagle

Por: Guillermo Tagle | Publicado: Jueves 22 de febrero de 2018 a las 04:00 hrs.
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Guillermo Tagle

Fuerte polémica ha surgido por la promulgación de un decreto del Ministerio de Justicia que nombró nuevos notarios y conservadores. El debate surgió por materias de gran relevancia (transparencia, necesidad, legalidad), pero no por lo que realmente se requiere, en un país que se considera el más moderno de América Latina y necesita con urgencia mejorar la productividad de su economía.

Antes de incrementar la cantidad de notarios y conservadores, lo realmente necesario de resolver es cómo reducir la cantidad de trámites que hoy se exige hacer en una notaría ¿Quién es el encargado de pensar en eso? Obviamente no lo harán los involucrados en la actividad. La tarea se complica porque involucra a muchas reparticiones diferentes. Si el nuevo gobierno tiene una preocupación por mejorar la productividad, el Ministerio de Economía tiene aquí una buena oportunidad.

Si usamos mejor las nuevas tecnologías, si pensamos cómo digitalizar más todo lo relacionado con títulos de propiedad, si incorporamos tecnología “Blockchain”, muchos de los trámites que hoy requieren tiempo y costos a mucha gente, podrían sustituir la etapa de la firma notarial.

Ideas surgen miles. La transferencia de una propiedad se tiene que firmar en una notaría, dejando en ese lugar valores físicos endosados (vales vista o depósitos a plazo) para que el propio notario sea quien los guarde y entregue al vendedor, cuando pueda verificar que el cambio en el título de propiedad fue registrado en el conservador. Esta operación se podría simplificar si toda la documentación fuese digital.

Los títulos de propiedad podrían ser almacenados en un servicio digital centralizado, al cual se pueda acceder desde cualquier parte de Chile vía internet. Los valores para pagar la transacción se podrían transferir electrónicamente desde el banco que los emite, a un centro especializado de custodia de valores (por ejemplo el DCV), para que éste los entregue a quien corresponda, también vía electrónica, cuando la transacción haya sido perfeccionada.

La digitalización de las escrituras, la existencia y reconocimiento de una entidad centralizada que vaya gradualmente sustituyendo en el tiempo lo que tradicionalmente hacían notarios y conservadores, podría mejorar la eficiencia con que opera todo el mundo inmobiliario. De paso, las notarías podrían tener mucha más holgura de personal y tiempo para atender bien al público.

Hay miles de otros ejemplos. Si un menor necesita viajar al extranjero sus padres podrían llenar un formulario directamente en el sitio web de Policía Internacional y luego, si al momento de viajar el menor se presenta con ambos padres debidamente identificados en la ventanilla, en ese mismo acto el funcionario a cargo podría timbrar y dar por válida la autorización para que éste salga del país (es lo mismo que hace en la práctica, cuando un menor viaja con sus dos padres).

Para la transferencia de automóviles también podría haber un registro centralizado, desmaterializado y automático, al que pueda acceder comprador y vendedor, dejando cerrada en un acto la transacción, sin necesidad de firma notarial.

Para pagar finiquitos cuando se termina un contrato laboral, se podría considerar válido que si el trabajador firmó su finiquito ante dos testigos de la propia empresa, debidamente identificados, entonces se podrían omitir esas largas colas, con decenas de trabajadores esperando que un notario valide su finiquito para poder cobrar lo que le corresponda.

Los descritos son algunos ejemplos simples de cómo se podría modernizar la tramitología en Chile. De paso, se acaba la discusión de si deben o no haber más notarios y conservadores, de si es transparente y/o si hay manejo de influencias en la designación de quienes hoy ejercen esta labor. Es la manera correcta y constructiva de abordar el tema. En la era del reconocimiento facial, del dinero digital, de las cédulas de identidad con capacidad de almacenamiento de información, de la protección ambiental, de la reducción de uso de papel y de espacios de almacenamiento, de las bodegas virtuales, blockchain y otras yerbas, tener que esperar dos horas en la calle para que el notario vuelva de colación y nos firme un papel, no es digno ni propio de estos tiempos.

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