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Nuevo formato: ganadores y perdedores

Roberto Munita, abogado, master en Political Management

Por: Roberto Munita | Publicado: Lunes 27 de septiembre de 2021 a las 07:36 hrs.
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Roberto Munita

Los debates son piezas claves en cada campaña, porque marcan la pauta política de los días siguientes, y son fundamentales para los indecisos, que en esta oportunidad aún son la mayoría de los ciudadanos. Esta vez, además, el debate tuvo un cambio de formato que le otorgó bastante dinamismo y soltura. Históricamente, nuestros debates han seguido el canon norteamericano, es decir, son una suerte de monólogos simultáneos de los candidatos. Esta vez, en cambio, fue mucho más parecido a los europeos, caracterizados por el fuego cruzado entre los mismos postulantes.

Esta nueva puesta en escena, como era de esperarse, tuvo ganadores y perdedores. Un primer gran perdedor fue Boric. Quienes van liderando las encuestas tienen menos incentivos para asistir (el debate es para el challenger, se sabe), y aunque el diputado participó, tuvo que recurrir varias veces al silencio... ya no estaba debatiendo con un Jadue, que nunca quiso hostigarlo. A Boric se le vio incómodo ante el cuestionamiento de ser el candidato del Partido Comunista, y ante los ataques sobre su confusa actitud frente al FPMR. Su silencio, de hecho, hizo recordar a la Bachelet de 2013 que casi no debatió. Eso sí, hoy la opinión pública es muy distinta a la de hace ocho años, y es probable que hoy exija más respuestas por parte de sus autoridades.

En las antípodas estuvo Kast. Se le vio tranquilo y seguro con el formato; es lógico, si es probablemente —junto con MEO— quien más contiendas lleva en el cuerpo. Hizo lo suyo, disparándole a Boric y a Provoste, y pudo poner sobre la mesa los temas que le interesaban. Eso sí, tengo dudas de que le haya servido para conseguir más votos. Al final del día, Kast le predica a sus fieles, y su techo sigue siendo bajo.

Artés hizo lo suyo. Intervino poco, porque la interacción premiaba la contienda entre los candidatos grandes. Si hubiera tenido más tiempo para hablar, seguro habría llegado a decir que Corea del Norte es una democracia. Sin duda, un aporte para hacer más refrescante la tertulia.

Los candidatos de más al centro, por su parte, tuvieron resultados dispares. Sichel logró mantener un tono y un relato positivo, esperanzador y con altura de miras. No se metió en problemas ni cometió errores no forzados. Todo lo contrario a Provoste, quien no logra dar en la nota correcta, y no es capaz de aprovechar sus mejores cartas: ser la única mujer en la papeleta y descendiente de un pueblo originario, lo que en el año de la convención es bastante. La senadora está muy lejos de ser la figura que promovió los "mínimos comunes" y cometió varios errores durante el debate, siendo el más recordado, por supuesto, la confesión de que estaba citando a Wikipedia.

No obstante lo anterior, los grandes perdedores fueron MEO y Parisi, por ausentarse de la jornada. En el caso del primero, perdió una gran oportunidad para empezar a sumar votos, cosa que debe hacer desde cero, ya que no tiene un abultado colchón electoral en el cual basarse. Y en el caso del segundo, su inasistencia es mucho más crítica, pues Parisi está intentando llevar esta elección con control remoto, y está bien que el sistema mediático le haga ver que eso no es ni siquiera aguantable.

Ya habiendo pasado varios días, es de suponer que los comandos han analizado lo sucedido, y estén reordenando sus estrategias para el próximo debate. Porque de algo podemos estar seguros: esta es la elección más abierta desde 1999, y por tanto, las expectativas de lo que viene son cada día más altas.

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