Padre Hugo Tagle

A preparar las maletas

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 31 de julio de 2017 a las 04:00 hrs.
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El día 2 de agosto agotaremos el presupuesto de recursos naturales que el planeta puede renovar en un año. El 3, comenzaremos a usar los del 2018. La humanidad utiliza recursos equivalentes a casi dos planeta Tierra cada año; 1,7 veces más rápido de lo que los ecosistemas pueden regenerar. Es como un sobregiro anual, irresponsable y peligroso.

“Este planeta no va a perdurar por mucho tiempo más”. Esa fue la apocalíptica declaración del prestigioso físico Stephen Hawking al hacer referencia al futuro del mundo, hace unas semanas. Si bien ya estamos acostumbrados a sus pesimistas pronósticos, la comunidad científica mundial se suma a ellos con una mirada preocupada sobre el futuro. Nos advierte Hawking que “la humanidad no sobrevivirá otro siglo, a menos que encuentre otro planeta al que emigrar”. No se trata de ser alarmistas, pero sí de tomar en serio el cómo estamos tratando al mundo. El Papa Francisco lo advierte con proféticas palabras en Laudato Si: “Debido a una explotación inconsiderada de la naturaleza, [el ser humano] corre el riesgo de destruir la tierra y de ser a su vez víctima de esta degradación”. En la misma carta recordó la posibilidad de una “catástrofe ecológica bajo el efecto de la explosión de la civilización industrial”, subrayando la “urgencia y la necesidad de un cambio radical en el comportamiento de la humanidad”, porque “los progresos científicos más extraordinarios, las proezas técnicas más sorprendentes, el crecimiento económico más prodigioso, si no van acompañados por un auténtico progreso social y moral, se vuelven en definitiva contra el hombre” (LS 4).

Pero hay espacio para ser optimistas. Con las políticas medioambientales adecuadas, podemos revertir este desolador pronóstico. El mundo puede volver a ser verde. Una acción correctiva global podría frenar los devastadores e imprevisibles efectos del cambio climático. Subestimamos los esfuerzos personales, como son el reciclaje de metales y papel, menor consumo de plástico, ahorro de energía, cambio de nuestras costumbres alimenticias. Dios nos confió la creación. Nos regaló todo lo necesario para que todos vivamos bien.

Tomar conciencia del daño y actuar en el plano local, es ya un aporte. Las campañas de “No más bolsas de plástico” en supermercados, comercio y ciudades, ha llevado a que su producción se desacelere a nivel mundial. Algunos subestiman estos esfuerzos, pero son signos importantes y contribuyen a un planeta más limpio y verde. Todo suma. El planeta Marte puede esperar. Aún no hay urgencia de preparar las maletas.

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