Padre Hugo Tagle

Borrón y cuenta nueva

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Martes 26 de diciembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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El fin de año es la oportunidad de mirar atrás y agradecer por lo vivido, sacar buenas lecciones y proponerse no cometer los mismos errores. "El hombre es el único animal que se tropieza en la misma piedra". Si nos quedamos en los traspiés y errores, no avanzamos. Que sirvan para aprender y mejorar nuestro desempeño, nuestras habilidades y tomar mejores decisiones de cara al futuro.

A pesar de los malos ratos que pudo haber vivido, tenga una mirada agradecida al año que se va. Saboree las cosas buenas y mire con ojos benevolentes los momentos amargos. Y finalmente olvídelos. Nada peor que comenzar el año con una sensación de amargura en el corazón que lo termina empapando todo, impidiendo que comencemos bien el año. Los seres humanos inteligentes ganan hasta cuando pierden. Cuando haya perdido una batalla, analice qué es lo que ha ganado ¿Hizo algo mal? Que esa experiencia le sirva para hacerlo bien la próxima vez ¿Perdió? ¿Cómo piensa utilizar esa experiencia para ganar algo nuevo?

Lo invito a hacerse al menos un buen propósito en cuatro áreas. En el campo social, a mejorar su relación con los demás. Si ya se lleva bien con su entorno, haga el esfuerzo de ampliar su círculo de conocidos e ir tras personas que habitualmente no trate ¿Conoce algún inmigrante? ¿Se sabe sus nombres? Rompa el estrecho círculo en que vivimos la mayoría de los chilenos y atrévase a interactuar con algún haitiano, colombiano o venezolano. Se sorprenderá. Segundo, propóngase tener mejor trato con sus colegas de trabajo. Quizá no es su problema, pero siempre puede estar mejor. Cada buen gesto ayuda a construir una sociedad más sana. Un estudio sobre el grado de agresividad que sufren los choferes del Transantiago nos da una alerta. Ellos pagan injustamente las rabias acumuladas de tantos chilenos. Busque hacer el bien donde pueda y notará que las preocupaciones disminuyen. Dios nos habla también a través de quienes nos resultan más difíciles y con quienes congeniamos menos.

En tercer lugar, ayude a mejorar el ambiente familiar. Si es de los que cree que está bueno, que no hay nada que mejorar, consulte en su entorno. Nada peor que tener una mirada autocomplaciente de la realidad. Nos lleva a engaños.

Y por último, dedíquele más tiempo a Dios. Resérvese ratos más largos para un buen diálogo con el Señor. Entre más agitada la vida, tanto más vale la pena dedicarle tiempo al Creador. La vida rinde más, se aprovecha mejor, se disfrutan las alegrías con más intensidad y las tristezas se abordan con mayor sabiduría. ¡Buen año 2018!

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