Padre Hugo Tagle

Chañaral herido

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 20 de julio de 2015 a las 04:00 hrs.
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Padre Hugo Tagle

Acompañé a un grupo de estudiantes de la UC a trabajos voluntarios en Chañaral y las localidades vecinas de El Salado y Diego de Almagro. A casi cuatro meses del desastroso aluvión del 25 de marzo pasado, la situación pareciera estar un poco mejor, pero se ve a simple vista que será un calvario y duelo de muchos años. La herida dejada por el barro, agua, material minero y desperdicios caló hondo en la vida y alma de esta zona. Quizá ya nada sea igual. Me ha llamado la atención la entereza y fortaleza de sus habitantes. Con quienes estuve, desde el párroco hasta los alcaldes, muestran ganas de superarse, de construir "nuevos pueblos", mejores que antes.


La resiliencia es la capacidad de los seres vivos para sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas. Los chilenos la hemos tenido que ejercitar en múltiples ocasiones y ésta no ha sido la excepción.


El dolor de unos es de toda la nación. No es un "problema del norte". Ésta y otras catástrofes similares son una clara invitación a salir de sí, sobre todo a los santiaguinos, y pensar con "criterio país". Hay múltiples otros problemas fuera de los propios.


Hay que hacerse a la idea de que las situaciones de "alerta ambiental" en cuanto a los avatares de una naturaleza cada vez más imprevisible, serán pan de cada día. Los pausados y cansinos cambios de estación de hasta hace algunos decenios se acabaron. Hagámonos a la idea de que la naturaleza nos deparará cada vez más sorpresas, muchas de ellas para nada agradables. Sabemos que Chile es un país sísmico y volcánico. Habrá que agregar ahora de caudales repentinos e tempestuosos. Como sea, tenemos una naturaleza que, si bien es muy generosa y más benevolente que en otras latitudes, así y todo exige una atención y vigilancia constante, no bajar la guardia, políticas de monitoreo de largo aliento, descartar las improvisaciones. En fin, todas características que nos son algo ajenas por mentalidad y cultura. Improvisamos y reaccionamos tardíamente. La convivencia con una naturaleza cambiante exige medidas de largo plazo, serenidad y sangre fría, sobre todo previsión. Hacer del entorno un aliado y no un enemigo.


Celebramos la semana pasada la Virgen del Carmen, que nos regaló un buen feriado largo. La dimensión religiosa en la vida es clave para la superación de las adversidades. Lo pude ver nuevamente en el pueblo sencillo de Chañaral. Celebramos la festividad de la Virgen del Carmen con mucho cariño, piedad y alegría. Un buen signo de que, quien tiene a Dios en el corazón vive más feliz y supera mejor la adversidad.

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