Padre Hugo Tagle

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Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 23 de marzo de 2020 a las 04:00 hrs.
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Ya nada será igual. Aunque se encuentre ahora un antídoto contra el Covid-19, igual no será masivo hasta entrado 2021. Por ahora, sólo previsión, cuidado y confianza en lo que la medicina haga.

Debemos cambiar hábitos y replantearnos la forma de relacionarnos unos con otros; con el mundo laboral, los medios de transporte. Y para bien. Será materia de estudios en los próximos lustros.

En efecto, esta etapa surrealista que vivimos ha sido una invitación a una vida más sencilla. Logramos apreciar lo que tenemos, a hacer más en casa, dedicarle más tiempo a la familia, replantear salidas y “vida social” que eran más escapismo de las obligaciones familiares que otra cosa.

Tendremos que revisar nuestra relación con el trabajo. Se ha hablado mucho de teletrabajo. Es correcto. Y más importante aún, apostar por mayor flexibilidad laboral. Sistemas de turnos, trabajos de medio tiempo, etc. En fin, con creatividad se puede hacer mucho en este sentido. La palabra es flexibilidad. Para allá va el mundo. Las fijaciones o dogmatismos en esta materia son del pasado.

El aspecto seguridad será un tema mayúsculo en el futuro. Crecerá un campo laboral enorme. Materias como previsiones en viajes, traslados, uso de lugares públicos, tendrán que ser repensadas. La idea es que el ítem seguridad sea cada vez más sencillo y menos invasivo. Otro espacio para las mentes creativas.

Y habrá que revisar nuestra relación con el mundo de la salud pública, tanto a nivel local como global. En estas semanas comprobamos lo importante que es tener un órgano de coordinación pública, ministerios, con amplias facultades de gestión y supervisión, dotado a su vez de suficientes medios y facultades. En esta materia, al menos, se trata de “más Estado” y no menos.

Y volvimos a aprender a ser solidarios. Tomamos conciencia –unos más, otros menos– de que el bien del todo depende de mi actitud. Como país y a nivel global, hemos aprendido que el bien del todo depende de las partes y que nadie es un ente autónomo. En un mundo altamente interconectado, lo que sucede en una parte del globo termina afectando a la otra. Descubrimos cuán frágiles somos, que no lo dominamos todo. Una invitación a la humildad. En la adversidad se nota la madera de que estamos hechos.

Apoyemos los esfuerzos de las autoridades en esta materia. No es hora de mezquindades. Y actuemos con serenidad, sin histerias, pero con responsabilidad y seriedad. Celebremos Cuaresma, tiempo de conversión, de acercarse a Dios y para una vida más sencilla. La oración sigue siendo el mejor antiviral.

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