Ética para todos

Padre Hugo Tagle

T Hace unos días, las facultades de Ingeniería Comercial y Teología UC, junto a USEC, organizaron un seminario sobre "Ética y responsabilidad social: recuperando las confianzas". Las confianzas se han herido por las faltas de algunas personas que las han roto. No es que la gente sea hoy peor que antes. Ahora sabemos más. La transparencia ha puesto en evidencia tanto las buenas como las malas artes en materia comercial. Lo que antes pasaba desapercibido, hoy se nota. Se podría decir que estamos obligados a "portarnos bien". Si ello no es por convicción, que sería lo esperable, será por temor a la sanción y castigo. Como sea, el tema de "la ética en los negocios" ha pasado a ser parte de todo evento comercial.

El invitado estrella fue Domènec Melé, profesor del Departamento de Ética Empresarial del IESE Business School de España. "Cualquier decisión de directiva no es solamente algo económico, porque afecta a personas y, por tanto, a la sociedad. Tiene una dimensión ética y social que no se puede ignorar. El problema es que a veces nos encontramos con una mentalidad muy economicista, donde lo importante son las cuentas, los resultados, las cuentas que pedirán los accionistas (...). Hay empresas que tienen códigos de ética, pero que después, en la vida, van por otro lado", señaló el profesor Melé.

En esto de la formación, las instituciones de educación tienen mucho que decir y hacer. "Cuando hay ceguera ética y presiones competitivas, la empresa ni se da cuenta de la falta o la racionaliza. En cambio, cuando hay calidad moral, el riesgo que corremos es pequeño".

Para evitar errores, señaló Melé, "lo primero es reconocer la importancia de las personas. Cuando se trata bien a las personas, la tendencia natural es que creen confianza. Por eso, hay que actuar en distintos niveles; el primero es el de la conciencia personal, lo correcto es lo que se debe hacer. También un buen directorio tiene que hacer las cosas éticamente bien; es parte de un buen management. No es sólo algo técnico".

Quien se dice cristiano, tiene una responsabilidad mayor aún. Se espera mucho de ellos. Dice Melé que "las personas religiosas no sólo tienen que ir a misa los domingos; también tienen que actuar con justicia y seguir los mandamientos, como no robar. Pero la religión y la Iglesia no dejan de ser lo que son porque la gente haga mal. Se escandaliza, y efectivamente es vergonzoso. Porque igual que el Papa decía que sentía vergüenza por los sacerdotes que cometen abusos, los cristianos sentimos vergüenza por otros católicos que no hayan actuado bien en los negocios. Hay que ser tajantes".