Padre Hugo Tagle

Gracias por la patria

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Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 18 de septiembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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Celebramos un aniversario más de nuestra independencia nacional. Patria viene de padre, origen común. Son muchos los elementos que nos unen. Tenemos grandes ventajas en comparación con otros pueblos: un solo idioma, una geografía amable, que permite una conexión con casi todo el terreno nacional con relativa facilidad, un clima benévolo, una tierra y mar generosos.

A esto hay que sumar quizá lo más importante: somos un pueblo mayoritariamente cristiano, una fe común, practicada y querida. Basta darse una vuelta por los campos, sectores más populares para comprobar que la fe acompaña casi todas las vivencias y experiencias comunitarias. Toda nuestra agenda se mueve y está salpicada por fiestas religiosas, que le dan colorido, viva y energizan nuestra convivencia nacional ¿Qué sería de Chile sin semana santa, sin el día de todos los santos, la Virgen del Carmen, Navidad? Nada. Perderíamos colorido, chispa, vida. Lo religioso cruza como una lanza, como una suerte de espina dorsal nuestra geografía, cultura, costumbres y usos.

Preparamos la visita del Papa Francisco a Chile. La oración de bienvenida - que lo invito a rezarla en familia - pide que ella sea una bendición para todos. En efecto, nos viene a ver a todos los chilenos. Nos trae el don de la paz "que necesitamos para nuestra patria, para que ella sea hogar abierto que nos recibe a todos, que respeta la vida y la dignidad de cada persona, que abre oportunidades a los niños, jóvenes y ancianos, que acoge a los migrantes y comparte con los más pobres". Le pedimos a Dios que su venida nos fortalezca en el don precioso de la fe, nos anime en la esperanza y nos renueve en la caridad, a fin de que seamos instrumentos de la paz del Señor.

Esto de construir la paz no es tarea fácil ni es obvio. Nuestra historia republicana ha estado tristemente salpicada de acontecimientos trágicos, que nos deben servir de lección para renovar los esfuerzos por construir una patria más justa, fraterna, unida. Supone ceder en muchas pretensiones y estar dispuestos a acoger ideas de quienes sentimos adversarios. Con tesón, empeño e inteligencia podemos cruzar el umbral del desarrollo más pronto que tarde. Aquí, nadie sobra. Y quien lo diga, que se pregunte si no será él quien sobra. En estos días de septiembre y fiestas patrias, haremos bien en renovar el amor a ella, agradecer al Dios de la vida por la paz; renovar nuestra vocación de hermanos de una patria común, que acoge y cuida a quien es más débil, desvalido, anciano. Hagamos de Chile esa mesa compartida y generosa.

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