Padre Hugo Tagle

Hágase un favor, plante un árbol

Padre Hugo Tagle @hugotagle

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 28 de diciembre de 2020 a las 04:00 hrs.
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Se le atribuye a Martin Luther King la frase: "Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo hoy, todavía plantaría un árbol". Viene a cuenta en un tiempo de la historia complejo, en que abundan tanto la búsqueda de certezas a las que aferrarnos, como aires de desgano y pesimismo provocados por una pandemia de dimensiones kafkianas. Si bien vislumbramos una tímida luz gracias a la vacuna, así y todo, el temor de una "segunda ola" siembra nuevas incertidumbres.

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Aunque coloquemos el acento en lo positivo y esperanzador, porque de eso se trata, costará un buen tiempo levantarse y volver a una "normalidad" que, por fuerza, deberá ser diferente a lo vivido hasta ahora. Es muy probable que nos tengamos que habituar a pandemias más frecuentes, lo que exigirá mayor celeridad para enfrentarlas y solidaridad mundial.

Circula por las redes la frase: "No podemos volver a la normalidad, porque lo normal era exactamente el problema. Necesitamos volvernos menos egoístas, más solidarios, más humanos". En efecto. Debemos pensar en "alternativas inspiradoras a nuestros antiguos estilos de vida", como lo ha llamado el Papa Francisco. Urgen cambios de hábitos y estructuras sociales que la pandemia ha revelado como injustas, insostenibles, que requieren reformas para preservar el valor central de la persona humana.

La normalidad a la que aspiramos deberá ser un espacio en que nos encontremos todos, donde abunden la solidaridad, mayor justicia, cuidado real de los más pobres y vulnerables. Sólo así ganamos todos. No es utopía, es sentido común. Ganamos todos en un mundo —en un Chile— más justo, equitativo, más feliz.

"Tenemos que ponernos a trabajar con urgencia para generar buenas políticas, diseñar sistemas de organización social en que se premien la participación, el cuidado y la generosidad, en vez de la indiferencia, la explotación y los intereses particulares", nos dice el Papa.

Una sociedad solidaria y justa es una sociedad sana. Una sociedad participativa —donde a los "últimos" se les tiene en consideración igual que a los "primeros"— refuerza la comunión. Una sociedad así resiste cualquier tipo de virus.

Hay motivos para la esperanza. La luz se encuentra al final del túnel. Los creyentes no se detienen ante la adversidad. La transforman, convirtiéndola en fuente de nueva vida. Esperar no es sólo desear. Es la certeza de que eso que tanto queremos, llegará. Vivir sin esperanza es haber sido derrotado antes de intentarlo.

Hágase un favor, buen lector, y plante un árbol. Mirará el nuevo año con otros ojos.

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