Padre Hugo Tagle

Honradez

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 16 de febrero de 2015 a las 04:00 hrs.
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El gran capital de Chile, y lo que nos diferencia de nuestros vecinos, al menos hasta ahora, es su confiabilidad. La confianza es difícil de construir, pero muy fácil de destruir. Años de trabajo duro construyendo confianzas pueden destruirse en un santiamén. Es lo que sucede en el campo amoroso, laboral, familiar, de amistades.

Los errores se pueden perdonar pero, seamos honestos, "nada será lo mismo" luego de un traspié o una traición a este precioso valor. No se trata de ser rencoroso, pero se comprende el resquemor que se produce luego de haber experimentado una pequeña o gran traición a la confianza depositada.

Todos hemos fallado alguna vez: irresponsabilidad, olvidos, dejación. Tenemos que asumir que ese pequeño error traerá consecuencias. Tanto más si se trata de un hecho mayor. El mundo de los negocios se basa en la confianza. Destruida ella, no queda nada.

En el área pública es especialmente importante. La verdad ¡es lo único importante! Si se destruyen las confianzas, todo lo demás, pasa a segundo plano. Algo hemos aprendido de los escándalos destapados a través de las redes sociales y la prensa en estas semanas. Aunque todo ello es aún materia de tribunales o de las instancias competentes, quedan en el aire elementos que requieren una revisión profunda ¿Cómo trabajamos con la información con que contamos? ¿Abusamos de los contactos comerciales? ¿Torcemos el sentido de la ley? ¿Somos transparentes en nuestras acciones?

La confianza, como el arte, nunca proviene de tener todas las respuestas, sino de estar abierto a todas la preguntas. En el mundo público, se debe ser especialmente cuidadoso. De conducta intachable, la verdad. "La honradez es siempre digna de elogio, aún cuando no reporte utilidad, ni recompensa, ni provecho", dice Cicerón. No se trata de ser honrado por aparecer como mejor, sino por el simple hecho de que es la única forma de vivir con la conciencia tranquila.

Saquemos algunas lecciones. "Vive de tal manera que cuando tus hijos, amigos o conocidos piensen en justicia e integridad, piensen en tí", dice un viejo dicho. El mejor legado a los propios hijos es la integridad de vida.

Junto con esto, debemos ser más rigurosos como sociedad en castigar los delitos "de cuello y corbata", abordarlos sin tantos miramientos, como sucede en EEUU, Japón o Suecia. La gente es buena hasta que deja de serlo. Punto. Mucho silencio cómplice, silencios timoratos, respuestas evasivas. Fatal. Nadie es intocable y menos imprescindible.

"Cuídate de todo acto vergonzoso tanto ante los demás como, y sobre todo, ante ti mismo", dice Pitágoras. La verdad y justicia nos hace libres.

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