Padre Hugo Tagle

La casa de todos

Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Martes 30 de junio de 2015 a las 04:00 hrs.
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El aire en Santiago de Chile se hace irrespirable. Lo mismo en varias ciudades del país. La lluvia no llega, por lo que el panorama pinta para café oscuro. Si es creyente, lo invito a rezar por esta intención, a ver si el buen Padre Dios nos manda el agua que tanto necesitamos. Por ahora, tomar las previsiones necesarias para abordar un cambio climático irreversible. Hay que hacerse la idea que la zona central de esta copia feliz del Edén experimentará temperaturas más altas y tendrá menos agua en los próximos decenios.

El Papa Francisco ha sido profético en su encíclica sobre ecología, Laudato Si. Junto con un acertado diagnóstico, invita a un cambio radical de hábitos de vida, a una “conversión ecológica”, a un nuevo trato con esta “casa de todos”, la única que tenemos. No somos dueños sino meros administradores. La naturaleza nos está pasando la cuenta por decenios de expoliación irresponsable.

El Papa reconoce sí, los cambios positivos en esta materia. “En algunos países hay ejemplos positivos de logros en la mejora del ambiente, como la purificación de algunos ríos que han estado contaminados durante muchas décadas, o la recuperación de bosques autóctonos, o el embellecimiento de paisajes con obras de saneamiento ambiental”, dice en su carta. Pero no basta. “Estas acciones no resuelven los problemas globales, pero confirman que el ser humano todavía es capaz de intervenir positivamente. Como ha sido creado para amar, en medio de sus límites brotan inevitablemente gestos de generosidad, solidaridad y cuidado”.

En Chile vivimos los efectos de ese mal trato. Lo peligroso es creer que estamos haciendo las cosas bien. Advierte el Papa: “Crece una ecología superficial o aparente que consolida un cierto adormecimiento y una alegre irresponsabilidad. Como suele suceder en épocas de profundas crisis, que requieren decisiones valientes, tenemos la tentación de pensar que lo que está ocurriendo no es cierto. Si miramos la superficie, más allá de algunos signos visibles de contaminación y de degradación, parece que las cosas no fueran tan graves y que el planeta podría persistir por mucho tiempo en las actuales condiciones. Este comportamiento evasivo nos sirve para seguir con nuestros estilos de vida, de producción y de consumo. Es el modo como el ser humano se las arregla para alimentar todos los vicios autodestructivos: intentando no verlos, luchando para no reconocerlos, postergando las decisiones importantes, actuando como si nada ocurriera”. Cada cambio de actitud sirve. En Santiago, todos los días nos recuerdan que debemos cambiar de hábitos, si queremos cambiar de aire.

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