Padre Hugo Tagle

La verdad por delante

En twitter: @hugotagle

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 14 de marzo de 2016 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

Padre Hugo Tagle

Padre Hugo Tagle

Los reality arrasan en la TV. No hay canal que no tenga uno. Usted mismo, seguro, ve con regularidad alguno de ellos. Las redes sociales se llenan de comentarios sobre la suerte de sus participantes. En la vida real se juega y experimenta algo similar. Para bien o para mal, un pantallazo, una cámara indiscreta, un foco de celular, pueden cambiar una existencia irremediablemente. Muchos disfrutan encontrándose en las páginas sociales de revistas y diarios. Mejor aún si tienen una aparición en algún matinal, aunque sea fugazmente. Otro tanto con el intercambio de correspondencia electrónica, emails, conversaciones. El límite entre lo privado y lo público es cada vez más sutil. Más de una foto indiscreta ha costado sudor y lágrimas a sus víctimas. Algunos han perdido su trabajo o su familia o entrado en una profunda crisis producto de una mala decisión, fijada para siempre en un lente fotográfico o cámara de video.

Estamos expuestos al escrutinio público las 24 horas del día, los siete días de la semana. Salir de casa al trabajo, estudio o diversión, dejó de ser un hecho anónimo e íntimo. Pasó a ser un hecho público. “La reina no solo debe serlo, sino parecerlo”. En efecto, ahora se nos exige irreprochabilidad, mesura, prudencia, buen trato. Si no lo vivimos por convicción, lo tendremos que vivir por temor. No es la idea que sea así. Pero esto de la sobreexposición nos ha obligado, a unos más a otros menos, a ser “bien portados”. Guardar las apariencias no debería ser algo postizo. Nadie pasa por la vida con cara de bueno demasiado tiempo si no está convencido de que esa buena conducta sea norma de vida. En algún momento, ese corsé se romperá y seremos “el de siempre”. Para que no ocurra, hay que convencerse que actuar correctamente, ser honestos, es un buen negocio. Tanto en lo público como en lo privado. Quien anda por la vida “haciendo el bien” no para ser visto o premiado, sino porque realmente le nace, termina siendo mejor persona, vive más feliz, coherente, con los demás y con uno mismo.

Los cristianos vivimos la cuaresma. Nos acercamos a la semana santa. Es tiempo de conversión, una invitación a crecer en el amor a Dios y a los demás. Entre las bondades del tiempo está la creciente conciencia de nuestra interdependencia. La cuaresma ayuda a percibir al otro como hermano, compañeros de ruta hacia un destino común. Es tiempo de purificación, para ser mejores, más felices, aprender a vivir con cruces y alegrías. Bueno sería meterse en su espíritu y sentido. Se vive mejor. Se aprovecha mejor la vida.

Lo más leído