Padre Hugo Tagle

Los panes de don Nicanor

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 2 de febrero de 2015 a las 05:00 hrs.
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Según un provocativo diagnóstico lanzado en el pasado Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, algo más del 1% de la población mundial acumulará más riqueza que el restante 99% en 2016. Una proyección algo fantasiosa, pero no tan lejos de la realidad, tristemente. No se trata de atacar a los ricos porque sí, sino de advertir que la excesiva concentración es una traba para luchar contra la pobreza. Se habla mucho de que hay que preocuparse de combatir la pobreza antes que la riqueza. No es así. La acumulación atenta contra esa misma lucha, por bien intencionada que sea. Se hace realidad el chiste sarcástico de Nicanor Parra, burlándose de la lectura de la realidad que hacen algunos: "Hay dos panes. Usted se come dos. Yo ninguno. Consumo promedio: un pan por persona".


Esto del crecimiento inclusivo no es un sueño utópico. La economía no es una tragedia griega en que hay "fatalidades" ante las que no se puede hacer nada. Resulta desconsolador que, con todos los aciertos de una economía construida sobre la libertad y emprendimiento, aún no se solucione un drama que azota a casi todos los países por igual.


Los países ricos tienen una responsabilidad enorme frente a los demás. Miles de emigrantes, en la desesperación, parten a buscar nuevos horizontes al primer mundo. Urge una redistribución del desarrollo y con ello de la riqueza. Quien tiene más, tiene una enorme responsabilidad en relación a quien tiene menos. Crear riqueza implica hacerse cargo de alguna forma de que el resto participe realmente de ella y no sienta que su trabajo es más fuente de frustración antes que de alegría.


El Padre Hurtado se preguntaba por qué hay gente que trabaja toda la vida, honradamente, con tesón y dedicación, y sigue siendo pobre. Eso es inaceptable. El trabajo debe conducir a que, quien trabaja, sienta que ello redunda en mayor bienestar personal. Quizá no riqueza, pero sí dignidad. Y quienes tienen la posibilidad de mejorar sus condiciones laborales, deben esmerarse porque sea así.


No soy economista, pero esto de la desigualdad excesiva no es un accidente ni una regla natural de la economía. Es resultado de políticas concretas que llevan a resultados equívocos e injustos. Por lo tanto, con políticas distintas, puede ser reducida. Comencemos por casa. Si se evita la evasión fiscal, ya se contribuye en algo a una mejor redistribución. Y si es empleador, busque la forma de pagar mejores sueldos, de retribuir mejor el trabajo realizado y hacer así participar más a quienes trabajan con usted de sus ganancias. Por ahí se empieza.

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