Padre Hugo Tagle

Navidad de todos

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Martes 9 de diciembre de 2014 a las 05:00 hrs.
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El 8 de diciembre que acaba de pasar marca un punto de inflexión en la agenda de fin de año. Desde ya nos preparamos para el cierre de un año intenso, lanzando líneas para el 2015.

La expectativa de la Navidad es un aliciente para terminar bien el año, renovar nobles propósitos y hacer un buen balance personal. No nos quedemos en lo epidérmico o en el mero envoltorio de esta celebración que, por lo demás, poco tiene que ver con su sentido genuino. Recordemos que esperamos a Jesús, nacido en un portal de Belén.

El comercio llena vitrinas y estanterías avisando de la Navidad. No está mal: contribuye desde su ángulo a recordar que se acerca una fecha importantísima: el nacimiento de Dios entre nosotros, Jesús, el Salvador.

Las imágenes son parte de la celebración navideña y de toda manifestación de fe: son un recuerdo vivo de lo que esperamos. Jesús nace nuevamente entre nosotros, en cada hogar, oficina, fábrica. En cada corazón. Lo invito desde ya a colocar su propio pesebre en la casa u oficina y no esperar a última hora para hacerlo.

El Papa Francisco dijo hace un tiempo que "la Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de silencio, para oír la voz del Amor". Hagamos de esta fiesta lo que es: una fiesta de paz, amor y familia.

"Navidad" es cada uno de nosotros, cuando decidimos nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en el alma. Cada elemento del pesebre nos acompaña en ello. El pino, los adornos, la luz, la vaca, el burro. Todos ellos elementos que evocan virtudes humanas que nos acercan a Dios.

Bien nos podemos identificar con los pastores o los reyes magos. Visitan a Jesús, lo acompañan y adoran. Un buen recordatorio de que, cuando damos lo mejor que tenemos, crece nuestra capacidad de amar.

Si va a mandar tarjetas de Navidad, que al menos una de ellas tenga motivos genuinamente navideños. No sirven vanos deseos de paz y amor. Solo en Cristo Jesús, nacido en Belén, se manifiesta lo mejor del hombre y se renueva nuestra esperanza.

El tiempo de Adviento es tiempo de purificación interior. Bueno sería "abuenarse" con quienes esté enemistado o herido. Cada vez que perdonamos y hacemos la paz, construimos Navidad. Ojalá que estos días no se vayan solo en ajetreos, compras frenéticas y cierres de año. Dejemos un buen tiempo para preparar el corazón, darle tiempo al silencio y reposo interior. Son buenos los compromisos sociales, pero con moderación. Así se vive mejor la Navidad. Por último, es tiempo solidario. Que ningún chileno celebre mal la Navidad. Quien comparte, recibe más y la vive mucho mejor.

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