Padre Hugo Tagle

Navidad gratis

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 14 de diciembre de 2015 a las 04:00 hrs.
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Si hay algo gratis, eso es la Navidad. Es lo más gratuito que existe. Tanto, que Dios no se cansa de buscarnos para hacer morada en nosotros, en nuestras casas. Nada más ajeno a su espíritu que un exceso de gastos. No puede ser que haya chilenos que se endeuden con la excusa de un buen regalo. Eso se puede dejar para otras fiestas. Hacemos bien en regalar, pero ojala sea sencillo, simple, simpático. No es el momento de gran parafernalia.

Alegra ver y oír en la víspera de Navidad el nombre de Jesús en tantas partes. Sin Jesús, no hay Navidad. Si bien el calor embota un poco, igual es un tiempo en que se respira un aire distinto. Preocúpese que sea así.

Dios instala su morada en medio de la humanidad y se hace uno de nosotros. La Palabra eterna de Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros.

El mensaje del Ángel nos vuelve a estremecer: "No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor". Que este tiempo de Adviento sea un tiempo de conversión, de apertura a la gracia de Dios. A Chile no le sobra religión, le falta. Buena parte de los problemas que sufrimos como sociedad tienen que ver con una falta de vida interior, de fe, de raigambre en un mundo sobrenatural.

La Navidad es mucho más que el cumpleaños de Jesús: Es la manifestación plena del inmenso amor de Dios hacia todos nosotros. El Niño de Belén es también el Profeta del Reino, el Cordero de Dios en la cruz, el Resucitado que vive y que conduce a la Iglesia y con ella a la humanidad. A Él lo proclaman los cristianos centro de su vida, motivo de enorme alegría.

A más de un lector este tiempo lo pillará quizá en medio de un sufrimiento, angustia, enfermedad o carencias. Quizá cesante o con incertidumbres en su mundo laboral; en medio de crisis familiares o proyectos de cambio de casa, barrio o incluso país. Dios no falla. Quien descansa en su voluntad, se abre a la gracia, sortea con mayor facilidad las dificultades de la vida. Esto no es magia. El hombre de fe, el cristiano, hace el mismo camino difícil que el no creyente. Pero sin duda cuenta con esa asistencia especial que regala la fe, que permite abordar esas dificultades con mayor sabiduría, paciencia, prudencia y valentía.

El Papa Francisco invitó a un año jubilar de misericordia. Vivir lo propio del corazón de Dios que es acercarse a quienes más lo necesitan. Un imperativo del tiempo, en que medimos todo en relación a nuestro beneficio. Hemos olvidado la gratuidad. Tiempo de recuperarla.

 

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