Padre Hugo Tagle

Nicanor amigo

Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 29 de enero de 2018 a las 04:00 hrs.
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¿Qué habrá pensado Nicanor Parra hacia el final de su vida? Pasados los 45 años, de acuerdo a las estadísticas, se empieza a vivir la otra mitad de la vida (y soy generoso, ya que el promedio de edad es algo menos de 80 años).

Dios le regaló al poeta muchos años extra y buena salud casi hasta el final. Pensó y escribió mucho sobre la muerte. Ya en 1969 publicó su antipoema “Últimas Instrucciones”, un escrito que forma parte del compendio Obra Gruesa en que, a modo de testamento literario, indica cómo se debe proceder tras su muerte ¡Y faltarían casi 50 años para este día!

No se cumplió mucho de lo que ahí escribió. Me llamó la atención la petición de la familia de velarlo en la catedral de Santiago. Y de celebrar no una sino dos misas de funeral.

Al final de la vida, la certeza de la muerte y el paso a la otra vida, lleva a buscar el encuentro más cercano con Dios. Así lo tiene que haber vivido.

La conciencia de finitud nos lleva a vivir intensamente la vida.

Nicanor Parra era un amante de la vida, un gozador de sus cosas sencillas y cotidianas.

Sus “artefactos” hablan de esa mirada tan aguda como pícara hacia lo banal e intrascendente; sobre esos objetos domésticos, muchos de ellos compañeros de su cotidianidad. Él supo darles un sitial de importancia y volverlos eternos.

Pero será su hermana Violeta Parra quien pintará de mejor manera a su hermano poeta: “Gracias a la vida que me ha dado tanto / Me ha dado la marcha de mis pies cansados / Con ellos anduve ciudades y charcos / Playas y desiertos, montanas y llanos / Y la casa tuya, tu calle y tu patio”. Nicanor era un agradecido de la vida. Y, por lo que dicen, de un alma curiosa y mente inquisitiva hasta el final.

San Agustín, patrono de los ingenieros y de paso también de los físicos como el propio Parra, dice: “Mi alma no descansará, hasta que no descanse en ti, Señor”.

El alma humana solo se sacia en la contemplación de Dios. Somos errantes peregrinos en búsqueda del encuentro con quien nos ama y espera.

Quien vive de cara al cielo, vive mejor, es más feliz, goza de la existencia y de las cosas cotidianas con mayor libertad y alegría. ¿Para qué la poesía? ¿Para qué su antipoesía?

Lo responde Parra en su célebre “Manifiesto”: “La poesía fue un objeto de lujo. Pero para nosotros / Es un artículo de primera necesidad: No podemos vivir sin poesía”.

En efecto, “el poeta es un hombre como todos / Un albañil que construye su muro: Un constructor de puertas y ventanas”. La poesía surge caminando entre las personas. “El pensamiento no nace en la boca: Nace en el corazón del corazón”.

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