Padre Hugo Tagle

No estamos solos

PADRE HUGO TAGLE @hugotagle

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 29 de marzo de 2021 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

Padre Hugo Tagle

Padre Hugo Tagle

Viviremos una nueva semana santa en medio de las incertidumbres, restricciones y comprensible desaliento y estrés provocados por una peste que no da tregua. El panorama se ve complejo, a pesar de los esfuerzos por controlar el Covid. Pero justamente entre mayor es la adversidad, tanto más habrá que aguzar los sentidos y renovar las “razones para la esperanza” de que habla San Pablo.

Imagen foto_00000001

La humanidad debería salir renovada, mejor, luego de esta calamidad. Por fuerza, hemos debido aprender a ser más solidarios, humildes, caritativos. A pesar de la distancia física impuesta, el sentido del otro, del ser comunitario, brilla con nueva luz. Hemos podido redescubrir y valorar más los lazos familiares, de amistad y trabajo. Tal conexión con los otros nos revela la íntima interacción que nos une, no para opacarnos, sino para humanizarnos.

Los coletazos de esta pandemia nos golpean duramente en lo anímico, laboral y social. Es la hora de la solidaridad. En la medida de lo posible, se nos invita a ser generosos, atentos a ayudar a quien lo necesita en nuestro entorno. Busquemos, a lo mejor por teléfono o en las redes sociales, a las personas que están más solas, enfermas, angustiadas o deprimidas. Como dice el Papa Francisco, “aunque estemos aislados, el pensamiento y el espíritu pueden llegar lejos con la creatividad del amor”.

No estamos solos ni desamparados. Para el creyente, Dios no abandona. No ha apartado sus ojos de este mundo ni tapado sus oídos. El mundo cristiano vive de y en una majadera esperanza, la que no cede ante la adversidad ni fatalismos. Al final del túnel, siempre hay luz. No es mero optimismo humano, ni menos placebo ni consuelo ficticio. La fe no busca edulcorar la vida. Ella sí permite abordar lo humano en toda su realidad, grandeza y tragedia; abre los ojos hacia el otro a partir de Quien es sustento, refugio y guía. En la tormenta, la adversidad, el creyente encuentra ahí su fuente de fortaleza y vida.

En su candidez, los primeros cristianos buscaron imágenes que ilustraran el misterio que celebramos; esa esperanza que no perece. El huevo pascual y el conejo. De lo aparentemente inerte, surge vida. El primero se transformaría con los años en el huevo de chocolate que ahora conocemos. El conejo nos regala una idea semejante: es el primer animal que sale a la superficie luego del crudo invierno del hemisferio norte. Al asomar el sol, se espanta el frio y salta la vida.

La esperanza no defrauda. Quizá no califica como antídoto contra el coronavirus, pero haremos bien en comernos un huevo de Pascua.

Lo más leído