Papa Francisco en Chile

Padre Hugo Tagle

El Papa Francisco es lo mejor que le ha pasado a la humanidad y sus alrededores hace muchos lustros. No solo es el pastor universal de la iglesia católica, con más de mil millones de fieles en el mundo entero, casi un 20% de la población mundial. Sino que además se ha perfilado con mérito propio como referente moral para la mayoría de los países del mundo y organizaciones internacionales.

En efecto, el Papa, en su aún corto período de gobierno eclesial, ha visitado ya los cinco continentes, empezando por los países más pobres de África y América y las grandes potencias mundiales. En EEUU, junto con visitar la ONU y la Casa Blanca, ha hablado ante el congreso en pleno, siendo uno de los pocos selectos invitados que lo ha hecho allí en toda la historia republicana de ese gran país.

El Papa Francisco ha recibido a casi todos los jefes de estado. Esto confirma su gran impronta y altura; su carácter de referente indiscutido para todos los gobiernos del orbe. Se ha ganado el corazón de sectores otrora distantes de la Iglesia católica, como son los asiáticos, comenzando con el hermético coloso chino. Los acercamientos al mundo ortodoxo, iniciados ya con los papados anteriores, es mérito en gran parte de su espíritu conciliador, incansable buscador de lo bueno en los demás, de los puntos de encuentro antes que las diferencias.

Si bien es pronto para decirlo, dado que tiene muchos años por delante, el Papa Francisco pasará a la historia como el gran reformador de la Iglesia, impulsor de un nuevo espíritu misionero y renovador tanto de su estructura interna como de su encuentro con el mundo. Ha sido un huracán vitalizador, lleno del Espíritu Santo, para la Iglesia y el mundo. El hombre preciso, en el momento preciso, en el lugar preciso.

Buena parte de los logros de paz en sectores en guerra, han tenido el sello papal. Si no ha estado directamente implicado, sí a través de sus colaboradores, animando a que esa paz sea posible. Ha puesto el dedo en la llaga en temas como migración y terrorismo. Ha sido de una valentía enorme en enfrentar sin tapujos a la mafia, los traficantes de drogas y el radicalismo islámico. Este último ya lo ha declarado en varias oportunidades “enemigo número uno”.

Sus cartas, su palabra, son tan profundamente humanas como proféticas. La exhortación Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común que es la tierra, mueve a un nuevo trato con la creación en la que debe estar empeñada toda la humanidad. Su visita será soplo de vida, de fe y estímulo en la esperanza ¡Lo esperamos Santo Padre!