Padre Hugo Tagle

Seamos (ir)responsables

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Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 28 de marzo de 2022 a las 04:00 hrs.
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Los conceptos más repetidos en su última reunión con el ministro de Hacienda, según el presidente de la CPC, fueron responsabilidad y gradualidad. Y no podía ser de otra forma. Al momento de implementar políticas públicas, si se quiere ser honesto con la ciudadanía, se debe ser responsable.

En esto y en todo en la vida. Y la gradualidad debe serlo igualmente. No por aplicarse "gradualmente" una medida ella será buena. Pero, al menos, paso a paso, se podrá ir evaluando su efectividad y enmendar a tiempo lo que no dé buen resultado.

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No son los únicos conceptos destacados en estas semanas. Se habla mucho de realismo, certezas, claridad. Incluso de democracia y unidad nacional. Todas ideas que están en el ADN de un país pero que, a partir de ese triste 18 de octubre, se redescubren y valoran. A punta de costalazos, nos damos cuenta de que la imprudencia y los populismos a nada conducen, solo empobrecen.

Atribuyo esta ola de lucidez nacional a los desvaríos de un sector de la Convención Constitucional. Todos esos valores estuvieron siempre ahí, pero no los apreciábamos. De hecho, Chile figuraba hasta antes del "estallido social" como una democracia sólida, comparada con otras. Perfectible, como todo. Pero mucho mejor que la de nuestro entorno. Ahora hemos bajado varios puntos.

Sí, la Convención ha prestado un gran servicio al país. Al presentar proyectos trasnochados, sin ninguna posibilidad de aplicación, nos llevan a valorar lo que creíamos obvio. Una buena muestra de ello fue el rechazo de todas las normas propuestas en su comisión política. Incluso quienes las propusieron, ¡las rechazaron! Sería gracioso, si no se tratara de algo tan importante como la carta fundamental de Chile.

De tanto extremar posiciones, hay un sentido común ciudadano que debería terminar por imponerse al momento de ordenar la casa de todos. De tanto vender luces de colores, pareciera que se atina y modera el lenguaje, las propuestas, se agudiza el sentido común.

Un entorno latinoamericano algo calamitoso nos sirve para saber qué medidas no hay que tomar. Los malos ejemplos sirven, al menos, para no imitarlos. Aprendemos más de un error que de un éxito. Tanto más apreciamos la sensatez, cordura y buen juicio, y se atina a ser responsable y prudente.

Nos hemos dado cuenta de que conceptos como democracia, unidad, paz o diálogo, no son obvios. Hay que trabajar, y mucho, para que se hagan realidad en la vida cotidiana. Pero, la verdad, para conservarlos no es necesario cometer errores. Basta con tomar conciencia de su necesario ejercicio regular. Muy simple.

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