Padre Hugo Tagle

Tiempo de ser solidarios

Tiempo de ser solidariospara reflexionar

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 7 de agosto de 2017 a las 04:00 hrs.
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El mes de agosto es el mes de la solidaridad por la fecha de la muerte del Padre Alberto Hurtado, fundador del Hogar de Cristo, entre otras obras notables. Más que su labor de fundador y gestor, fue su generosa entrega a los más pobres lo que lo llevó a los altares y lo transformó en un hombre ejemplar. Pero, toda su labor no hubiese sido posible sin su gran amor a Dios y, por ello, a los hombres. Hacer el bien siempre es loable. Mucha gente lo hace. Pero ese amor y entrega adquiere infinito mayor sentido si se hace a partir del Creador, padre común de toda la humanidad.

Solidaridad es, como leo en la web de esta semana “la preocupación por el otro que se traduce concretamente en un hacerse cargo de él, hacerse responsable del hermano”. En efecto, hablaremos de “cultura solidaria” más que de acciones o gestos solidarios. No se trata de limosna. Se trata de cambiar de actitud. La solidaridad se debe comprender como una necesidad social construida desde la empatía. “Desde el punto de vista ético, la solidaridad es la síntesis entre el amor y la justicia. Lo que lleva consigo vivir con fuerza la opción preferencial por los pobres”.

Ser solidario es sentir y asumir la condición humana como una responsabilidad entre todos, y, por ello, implica la vulnerabilidad frente a las necesidades ajenas. Es interesarse por el otro, participar con él, sentirse formando parte de su vida. La empatía se hace auténtica en la medida que se haga disponibilidad para compartir, sea a nivel de recursos materiales, como también de los recursos humanos.

Dice San Juan Pablo II: “La solidaridad no es un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos” (SRS, 38).

El Padre Hurtado invita a vivir una fe auténtica que se manifiesta en el ejercicio de esta radical virtud. “El cristianismo auténtico es la religión de los hermanos que se sienten responsables de la salvación de sus hermanos; es el amor de Cristo por los demás que los lleva a buscarles todos los bienes, sobre todo el gran bien de la fe; es la responsabilidad de una vida consciente de la parábola de los talentos, que impone a cada uno trabajar en la medida de la luz que ha recibido”.

Siempre hay alguien más necesitado cerca. Nadie es tan rico que no necesite al menos una sonrisa o una palabra de aliento. Seamos solidarios. La felicidad la recibes cuando te das.

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