Padre Hugo Tagle

Votos de Adviento

Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 11 de diciembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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A una semana de las elecciones, queda claro un punto: debemos acostumbrarnos a dialogar, a empatizar, a ponernos en los zapatos del otro. Por lo que se percibe, será una elección estrecha, lo cual obliga a todos los sectores a incorporar lo que el otro propone. Todos queremos un país mejor. Desde sectores distintos, pero buscando lo mejor para todos.

Cuidemos nuestra democracia. La primera y más evidente forma de hacerlo es a través del voto: gesto sencillo, pero “potente” como dicen los jóvenes. La baja participación en la primera vuelta es un desafío para sumar más personas al proceso eleccionario. Quien no vota, que no opine. Crezcamos en cultura cívica. Ojalá que las irregularidades -pocas, la verdad- que se pudieron dar en la primera vuelta, no se repitan. Todos ganamos con un proceso eleccionario ejemplar, como es el chileno. Ojalá sean muchos los ciudadanos que se ofrezcan de apoderados, cualquiera sea el sector político al que adhieran. Su sola presencia en los locales de votación serán un buen ejemplo de cultura ciudadana, especialmente para los jóvenes. Que la próxima jornada electoral sea una fiesta ciudadana, ejemplar, de cultura cívica.

El viernes pasado celebramos la fiesta de la Inmaculada Concepción. Miles peregrinaron a santuarios marianos, sobre todo Lo Vásquez y San Cristobal, a saludar a la Virgen en una de sus fiestas más queridas. A Lo Vásquez peregrina casi un millón de personas, una de las celebraciones más notables de nuestro país; verdadero fenómeno que habla de la profunda fe de los chilenos, que traspasa sectores y clases sociales. Lo religioso le hace bien a Chile. Es un intangible que debemos cuidar y valorar. Es el principio de una sociedad mejor, más fraterna y justa. Lo religioso, bien vivido, lleva a cambios de vida para mejor. Quien tiene a Dios en el corazón, supera las dificultades con mayor facilidad, aborda los desafíos de la vida con mayor sabiduría, paz y fortaleza.

En el Adviento se nos invita a rezar más, a hacer alguna renuncia y vivir en forma más austera, y a hacer obras de caridad. No se puede celebrar la llegada de Jesús sin pensar en los más pobres, en los que sufren, en los abandonados, en los niños. No hay Navidad sin Jesús. Él es el centro de esta celebración y se descubre primerísimamente en quien sufre y es excluido. La Iglesia invita a crecer en generosidad en este tiempo. Valemos no por lo que tenemos, sino por lo que damos y compartimos. Las “Cajas de Navidad” o “Cenas de Navidad” son un camino concreto de hacer vida esta virtud esencial de la fe.

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