Pilita Clark

Las duras lecciones empresariales de la pandemia

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Por: Pilita Clark | Publicado: Lunes 10 de enero de 2022 a las 04:00 hrs.
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Hace unos días, el director ejecutivo de Ryanair, Michael O’Leary, criticó al gobierno “idiota” de Boris Johnson por gestionar mal su respuesta a ómicron y provocar una “histeria masiva” sobre la variante. Le aconsejó a Johnson que siguiera a los líderes sensatos del resto de Europa, que “no han caído en pánico en Italia, España, Alemania u Holanda”.

Por desgracia, un día después de su entrevista con The Times en Londres, los Países Bajos impusieron un confinamiento nacional para frenar la propagación de ómicron y Alemania introdujo nuevas y estrictas normas de viaje para las personas procedentes del Reino Unido. Francia ya tenía límites de viaje similares para entonces y luego incluso la Irlanda natal de O’Leary impuso un toque de queda a las 20 horas para los bares y restaurantes.

O’Leary había pasado por alto una lección básica de la pandemia que seguía siendo tan cierta en 2021 como en 2020: la certeza es fugaz en un mundo acosado por la incertidumbre. Pero, ¿y si esto es solo el comienzo de una volatilidad aún mayor?

Las conmociones de 2020 de trabajar desde casa, descubrir Zoom y ver la velocidad a la que se desarrollaron las vacunas dieron paso a otra ronda de cambios en 2021 que plantean profundas preguntas sobre la tecnología, la solidaridad y el cambio indetenible.

Algunos de los movimientos más visibles fueron tecnológicos. Antes de 2021, ¿pensabas que alguien pagaría US$ 69 millones por una obra de arte digital de un artista llamado Beeple, como hizo un criptoinversionista en la primera subasta de Christie’s de arte de tokens no fungibles (NFT, su sigla en inglés) en marzo?

¿Imaginabas que algún país haría del bitcoin una moneda de curso legal, como hizo El Salvador en junio?

¿O que dos multimillonarios llegarían por fin al borde del espacio un mes después en su nave espacial financiada de forma privada? ¿O que Facebook se renombraría Meta y declararía que se enfocaría en el “metaverso” del mundo virtual?

Es difícil saber qué presagian estos y otros avances tecnológicos, ni si son tan alarmantes como muchos temen. La inteligencia artificial tiene tantas probabilidades de provocar la creación neta como la pérdida neta de empleos en las compañías, según sugirió un nuevo estudio realizado por académicos británicos.

Pero es difícil mostrarse optimista sobre un cambio pandémico menos visible: el aumento de las diferencias entre ricos y pobres, y entre ganadores y perdedores en los negocios. De hecho, nada ha expuesto la vacuidad de la idea de que “estamos todos juntos en esto” tan bien como 2021.

Cuando Forbes publicó su lista de multimillonarios en abril, reportó de una cifra récord de 493 nuevas incorporaciones, a pesar de un primer año de pandemia que provocó muertes, recesión y pérdida de empleos. Eso significa que el mundo ha ganado en promedio un nuevo multimillonario cada 17 horas desde el análisis de la riqueza realizado por la revista en marzo de 2020.

Muchos de los integrantes de la lista se beneficiaron de las tendencias que han propiciado las espectaculares ganancias de las que McKinsey denomina las “Mega 25”. Se trata de 25 compañías, como Apple, Amazon y Microsoft, cuya capitalización de mercado se disparó tanto en el primer año de la pandemia que, en conjunto, representaron el 40% de los US$ 14 billones (millones de millones) de valor que ganó la bolsa en general.

Una cosa sería si este aumento de la riqueza se hubiera producido al mismo tiempo que una gran oleada de gasto en recuperación de la pandemia se dirigiera hacia donde es muy necesario.

Sin embargo, apenas el 18% de ese gasto en las principales economías en 2020 se destinó a esfuerzos para reducir las emisiones de carbono, mejorar la contaminación atmosférica o apoyar la biodiversidad, dicen analistas de la Universidad de Oxford.

Según Brian O’Callaghan, investigador principal del análisis de Oxford, este porcentaje aumentó a un 29%, en gran parte gracias a las medidas del plan de infraestructuras de US$ 1,2 billones que el presidente estadounidense Joe Biden promulgó en noviembre.

Incluso así, las medidas ya aprobadas a nivel mundial podrían sumar enormes sumas de inversión verde que deberían representar un importante impulso para las empresas estratégicamente situadas en 2022.

Pero es poco probable que ese impulso se sienta por igual cuando los esfuerzos mundiales para hacer frente a la propia pandemia siguen siendo tan desiguales. Los países ricos han gastado casi US$ 16 mil por persona en Covid, mientras que los países menos desarrollados solo han gastado unos US$ 60 por persona, según los datos de Oxford.

Ómicron ha sido un funesto recordatorio de que dejar a millones de personas sin protección es una receta para nuevas variantes. Sin embargo, al cerrar el año, el porcentaje de personas totalmente vacunadas contra el Covid ha alcanzado un 70% en los países de ingresos altos, y apenas un 4% en los de ingresos bajos.

En última instancia, la gran lección de 2021 es que hay que esperar la incertidumbre, y desconfiar de cualquier sugerencia de que lo peor ha pasado. Como dice O’Callaghan: “Las desigualdades entre países y dentro de ellos han aumentado, y eso solo puede ser una mala noticia para el funcionamiento de las sociedades en el futuro”.

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