Pilita Clark

Por qué no sabemos cómo empacar una maleta

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Por: Pilita Clark | Publicado: Lunes 23 de julio de 2018 a las 04:00 hrs.
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El otro día me encontré con un amigo estadounidense que es viajero consumado. Este año había viajado más que nunca, y logró ver pingüinos en la Antártica, gorilas en Uganda e iguanas en las islas Galápagos. Sin embargo, la historia de sus excursiones que siempre recordaré se refiere a un asunto que el viajero moderno parece encontrar infinitamente desconcertante: cómo empacar una maleta.

A mi amigo, un antiguo corresponsal extranjero, le gusta “viajar ligero”. Yo no tenía idea de qué tan ligero hasta que me contó que el guardarropa que llevó a su viaje de tres semanas a Uganda sólo incluía tres pares de calzones, bastante menos de los que yo he empacado para pasar un fin de semana en Gales.

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El truco, dijo, era una técnica que aprendió cuando cubría la guerra de Camboya: cada vez que se duchaba, echaba su ropa en la regadera y dejaba que sus pies, el champú y el jabón hicieran el trabajo de una lavadora.

Inmediatamente me di cuenta de que era una buena idea, aunque tenía algunos límites obvios, como la necesidad de estar en un lugar durante suficiente tiempo para que la ropa se pudiera secar. Y la verdad, no me veo pisando una blusa blanca en un viaje de negocios y sería complicado hacerlo en unas vacaciones familiares, especialmente en un viaje con bebés. Pero la idea tiene la ventaja admirable de ser racional, práctica y comprobada. Es más de lo que se puede decir de muchos de los consejos disponibles para lidiar con el equipaje.

La semana pasada, cuando busqué en Google “Cómo empacar una maleta”, obtuve 449 millones de resultados, más que “Cómo acabar con la pobreza” y “Cómo curar el cáncer” combinados. Sin embargo, una enorme cantidad de los consejos eran totalmente obvios (lleva tu ropa más abultada puesta en el avión), ridículos (colocar toallitas suavizantes de tela entre la ropa para mejorar el olor) o contradictorios.

El aeropuerto de Heathrow y Qantas te aconsejan que comiences por colocar toda la ropa que crees que necesitarás en la cama antes de empacarla. Entonces, según Heathrow, debes eliminar un tercio de la ropa. Qantas dice que ese montón debería ser reducido a la mitad.

Las aerolíneas y los aeropuertos deberían, por supuesto, estar haciendo su parte en este asunto. La enloquecedora combinación de reglas siempre cambiantes sobre el equipaje en las aerolíneas, y los controles de seguridad, también han provocado nuestra sed de instrucción.

Sin embargo, no hace muchas décadas estas orientaciones no eran necesarias. Las únicas personas que podían permitirse viajar tenían sirvientes para cuidar sus montones de baúles, dice un artículo de la Universidad de Lund escrito por un académico interesado en estos asuntos.No fue hasta que surgió la tendencia de los viajes masivos a fines del siglo XIX que empezaron a surgir viajeros que llevaban sus propias maletas, junto con una gran cantidad de instrucciones y manuales sobre cómo empacar. Podríamos haberlo entendido, después de tanto tiempo, en la segunda década del siglo XXI.

Sin embargo, los “guerreros del camino” como Neal Keny-Guyer siguen siendo asombrosos. Él es director de Mercy Corps, la organización humanitaria global con sede en Oregón, y nunca ha documentado una maleta. Todo lo que lleva cabe en un estuche portátil de 20 pulgadas, me dijo la semana pasada, incluso en un típico viaje de tres semanas, como el que hizo este año de Bagdad a Davos a Goma en la República Democrática del Congo. La misma regla se aplica a los viajes familiares.

Él y su esposa una vez llevaron a sus tres hijos a Cuba y Guatemala durante tres meses: “Lo hicimos todo con equipaje de mano”.

Admiro su destreza, que supera por completo mis propios esfuerzos patéticos. Sin embargo, aquí les comparto las pocas cosas que me han funcionado: siempre debes mantener una lista de lo que te hizo falta durante tu último viaje y también debes conseguir organizadores de maletas, o cubos de equipaje, para que puedas separar todo en pilas reconocibles.

Trata de empacar todo en tu equipaje de mano si es posible y si no puedes, no te preocupes. La vida continuará. Olvídate de todo lo que has oído sobre doblar o enrollar, junto con las reglas “5, 4, 3, 2, 1” que dicen que no debes llevar más de cinco pares de calcetines y ropa interior, cuatro blusas, tres pantalones, dos pares de zapatos y un sombrero. Todos estos consejos son demasiado genéricos para ser útiles.

Ignora las aplicaciones que te enseñan a empacar por la misma razón, junto con cualquiera que te diga que debes gastarte el salario de un mes en comprar una maleta con una cáscara dura y cuatro ruedas.

Finalmente, recuerda que la especie humana ha logrado llegar a la Luna y regresar. Un día, la humanidad también sabrá cómo empacar.

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