Pre-supuestos culturales

Carmen Gloria Larenas

Hace algunos días se dio a conocer la propuesta de Presupuesto de la Nación para 2021. En estos tiempos excepcionales, cuando la recaudación tributaria ha caído significativamente y los nuevos requerimientos en materia de gasto público se disparan, nadie esperaba de manera realista una expansión en todas las áreas, tampoco en la cultura. Sorpresivamente, sin embargo, se dijo que el proyecto de ley venía con un aumento del 13% para nuestro sector.

Pero hecho el análisis, la realidad es que el aumento fue cercano a un 5% y la diferencia responde a traspasos de organizaciones antes contabilizadas en presupuestos de otros ministerios, entre otros detalles. El resultado: las principales organizaciones culturales que reciben fondos públicos tendrán una disminución de sus subvenciones sustantivas durante el próximo año.

El aumento de un dígito incluso podría ser una buena noticia en estos tiempos, pero no lo es que la visión sobre la importancia del medio cultural siga donde mismo: prácticamente inexistente. Esto es lamentable después de meses de pandemia, en los que artistas y organizaciones culturales han estado entre los primeros en ponerse al servicio de las personas, para acompañarlas y ofrecerles una ventana de libertad en medio del encierro. La valoración de la cultura sigue siendo débil entre las autoridades que deciden a qué carteras cercenarles sus ingresos.

Invito a quienes toman esas decisiones a vivir una experiencia extrasensorial alejándose del Excel para conocer verdaderamente las particularidades del sector que, pese al siempre precario equilibrio, logran moldear las visiones creativas para hacerlas realidad. Asumimos y gestionamos con convicción, las condiciones que se definen para evaluarnos: gestión, transparencia, creatividad para hacer mucho con poco y para ser atractivos a pesar de un entorno que nos es esquivo, porque privilegia la superficie y lo comercial. A una Ley de Donaciones que falta profundizar se suman hoy medidas sanitarias millonarias que tendremos que adoptar.

A pesar de todo, son tiempos creativos y atrevidos. Y es necesario, qué duda cabe, revisar nuestras estructuras y funcionamiento, porque esta pandemia marca solamente el comienzo de un cambio aún más grande hacia el que estamos transitando todos. Lo que permanecerá es el contenido, el resultado de lo que artistas crean y hacen. Porque nada de eso nos exime de la misión de un país de acoger su talento artístico por el mejor desarrollo de nuestra sociedad.

El Presupuesto 2021 no puede ser la expresión de “pre-supuestos” o preconceptos equivocados. Debe, más bien, ser el reflejo de un Chile que evoluciona, de un país que entiende -y atiende- sus necesidades primarias, mientras insufla inspiración -y recursos- en aquellos sectores que son capaces de sanar el alma y cargarnos de energías e ideas para construir un futuro nuevo.