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Previsión, prever, pronóstico

Hugo Caneo, Abogado y académico Gobierno Corporativo y Mercado de Capitales, FEN U. Chile.

Por: Hugo Caneo | Publicado: Martes 26 de febrero de 2019 a las 04:00 hrs.
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Hugo Caneo

En general, los sistemas de seguridad social enfrentan un problema central: su financiamiento. Por ello, es clave, que el mayor volumen de recursos posible, públicos y, fundamentalmente, el de cada uno de nosotros, los beneficiarios de ese ahorro, sean aportados al ahorro propio.

La Ley 21.133 ha apuntado a forzar a un grupo de trabajadores independientes, pero en los que hay herramientas de seguimiento de sus ingresos, a asegurar que una parte de sus ingresos se destine a SU consumo futuro.

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El sistema de pensiones gestionado por AFPs, produjo un cambio profundo gracias a la acumulación del ahorro forzoso de los trabajadores, permitiendo a Chile pasar de ser un país periférico de una región periférica, a un líder regional, modelo para diversos países que han o quieren sacar a sectores de su población de la pobreza y miseria.

Resulta llamativo que se deba forzar a ahorrar a los futuros beneficiarios, y deja claro, al menos, por una parte, el fracaso del sistema educacional chileno en el ámbito financiero, al no incorporar en su mente la necesidad de ahorrar para un hecho cierto y seguro: la vejez y enfermedad y, por la otra, los problemas estructurales del mercado laboral y su incapacidad para generar empleo y/o ingresos continuos en el tiempo.

Este ahorro forzoso si bien apunta en el sentido correcto, al incorporar más personas que aporten a SU ahorro futuro, no cubre a un grupo de personas que, si bien generan ingresos, no cotizan y la falta de mecanismos de seguimiento de esos ingresos dificulta forzarlos a SU ahorro futuro.

La paradoja evidente, es por qué se debe obligar a las personas a ahorrar para SU propio beneficio, y ese debiera ser un asunto al que avocarnos como país: cómo logramos reenfocar la educación de la población a su bienestar de largo plazo, y no al cortoplacismo que, en general, es privilegiado en la visión de ciertos sectores.

Esos sectores, razón encuentran en el pobre desempeño del sector laboral y su falta de generación de demanda por trabajo, lo que genera sueldos bajos y largos espacios de tiempo sin ingresos, pero también encuentran equívoco, al responsabilizar de ello, por ejemplo, a las AFPs, las que al generar rentabilidad en sus gestiones, compensan, en parte, ese ahorro insuficiente e, indirectamente, han permitido un crecimiento económico sostenible y estable.

En suma, la institucionalidad chilena tiene fallas, al no permitir visualizar a la población un bien, en este caso, el ahorro futuro, a costa del consumo presente, para una mejor calidad de vida futura, lo que es atribuible a nuestro sistema educativo, y, por la otra, al sistema económico, que no genera condiciones para una actividad económica dinámica, que genere condiciones laborales dignas y sostenibles de ingresos. Ello, entre otros, es atribuible a la falta de visión sistémica e integral del marco regulatorio, el cual se debe aligerar y convertir en uno pro-emprendimiento, más aún con los desafíos del cambio tecnológico y su impacto en el mercado laboral.

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